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Reportaje:AMENAZA DE GUERRA | Los argumentos del Gobierno

Las razones del presidente

Aznar basa su defensa de un ataque a Irak en la amenaza terrorista que supone el régimen de Sadam Husein

La lucha contra el terrorismo; la vigencia de la resolución 1.441 para dar cobertura legal a una intervención armada en Irak si el Consejo de Seguridad de la ONU no logra aprobar una nueva resolución que autorice la guerra, y el ejemplo de Kosovo, donde no hubo una aprobación explícita de la ONU por la amenaza de veto de Rusia, fueron los principales argumentos que el presidente del Gobierno, José María Aznar, esgrimió en su última entrevista por televisión, emitida la noche del lunes en Tele-5. Son argumentos cuestionables y cuestionados: por los hechos, por otros responsables políticos y por distintos expertos. A ellos, Aznar añadió un argumento de "intereses" para explicar el anuncio de veto de Francia. El Gobierno francés se apresuró ayer a negar tales intereses.

"Hay tres amenazas: terrorismo, armas de destrucción masiva y Estados que incumplen"
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TERRORISMO "Sadam es un dictador vinculado al terrorismo"

El presidente del Gobierno utilizó en 18 ocasiones los vocablos "terror", "terrorismo" y "terroristas" en la entrevista. Aseguró que "sadam Husein es un dictador, un dicatador sanguinario, que tiene armas de destrucción masiva y relación con grupos terroristas". Dijo que Husein "debe recibir un mensaje muy claro, él y todos los dictadores en el mundo que puedan almacenar armas de destrucción masiva, que tengan conexiones con terroristas, todos los grupos terroristas tienen que recibir un mensaje y es que la legalidad internacional va a ser respetada".

El diario The New York Times, que mantuvo hasta el domingo una posición editorial favorable a la intervención armada, se descolgó ese día con un editorial en el que defendía como "opción mucho mejor" que se amplíe el plazo y los medios a los inspectores. Su argumento clave fue que "a pesar de los interminables esfuerzos de la Administración Bush para relacionar Irak con los acontecimientos del 11 de septiembre, la cuestión es que, simplemente, no existe ninguna prueba de ello". Es decir, no hay pruebas que relacionen a Irak con el terrorismo de Al Qaeda, autor confeso de los atentados de las Torres Gemelas.

Esa ausencia de pruebas quedó acreditada poco después de la intervención de Colin Powell, secretario de Estado de EE UU, el día 5 de febrero ante el Consejo de Seguridad de la ONU.

Ese mismo día, en el Congreso de los Diputados, Aznar destacaba, "por su especial trascendencia, las relaciones de Sadam Husein con al Qaeda". Contó que "Abu Musa Al Zarkawi es el responsable de Al Qaeda encargado de desarrollar sustancias tóxicas para envenenamientos masivos". Este terrorista, prosiguió aquel día el presidente, "huyó de Afaganistán tras la caída del régimen talibán y fue cobijado en Bagdad". Esta presunta vinculación terrorista, también esgrimida ese mismo día por Powell, se cayó poco después gracias, entre otros elementos, a un reportaje emitido por la cadena de televisión pública británica BBC.

Pero el lunes, en Tele-5, Aznar continuó con su tesis. Eso sí, de forma más teórica: "El mundo de hoy tiene tres amenazas básicas: el terrorismo, que nosotros conocemos muy bien, las armas de destrucción masiva, que pueden caer en manos terroristas, y además de eso los Estados que incumplen la legalidad, que además pueden tener armas de destrucción masiva y vinculaciones con el terrorismo, que es el supuesto de Irak".

Que "pueden tener vinculaciones con el terrorismo". La prevención, la hipótesis, la cautela como motor de la guerra fue criticado en el Congreso, desde el primer día, no sólo por el líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, sino por toda la oposición, incluidos los habituales socios del Gobierno: los nacionalistas catalanes de CiU y canarios.

El martes 18 de febrero, en la segunda comparecencia de Aznar en el Pleno del Congreso para dar cuenta de esta crisis, Zapatero le planteó una batería de preguntas: "¿Los servicios de inteligencia de nuestro país tienen acreditada la existencia de armas químicas o biológicas? ¿Tienen acreditada la existencia de una capacidad nuclear? ¿Sostiene su Gobierno una vinculación efectiva y real del régimen de Sadam Husein con Al Qaeda? ¿Sostiene que los detenidos en Barcelona, como dijo usted, son una célula peligrosa vinculada a Al Qaeda?". Quedaron sin respuesta.

Anteayer, Aznar enarboló un argumento esgrimido por él una semana antes ante la Junta Directiva Nacional del PP: "Ese régimen es una amenaza para todos", subrayó. ¿Por qué? Y se contestó: "Piense usted que no estamos hablando de grandes divisiones acorazadas, de grandes armamentos, estamos hablando de que un poco de ántrax puede causar una catástrofe y ¿por qué tiene un dictador ántrax si no es porque lo quiere utilizar? ¿Por qué tiene un dictador gases venenosos si no es que lo quiere utilizar? Ya lo ha utilizado contra su pueblo, ¿cuál es la diferencia?". Y ahí llegó el segundo argumento del presidente: comparar la intervención de la OTAN en Kosovo, pese a que no hubo resolución de Naciones Unidas, con el posible ataque a Irak.

KOSOVO "¿Hay diferencia entre las víctimas de Milosevic y las de Sadam?"

"¿Cuál es la diferencia entre un asesinato de kosovares y gasear a milesy miles de kurdos?". Tras hacerse, a sí mismo, esa pregunta en Tele-5, Aznar se contestó: "Que se produce en Europa, que hay más televisión", es decir, es una matanza cercana. "No podemos regirnos por esos principios morales. Si queremos un mundo con paz, si queremos un mundo con seguridad, no podemos regirnos de esa manera", clamó ante las cámaras de televisión.

Kosovo ha sido un argumento poco utilizado por el Gobierno. La primera vez que Aznar lo esgrimió en el Congreso fue el 5 de marzo. "Recuerde Kosovo", le replicó a Zapatero.

El líder de la oposición había clamado contra la guerra por el daño probable que hará a "los pobres iraquíes" y a las "madres de unos soldados atrapados entre la espada de EE UU y la pared de un régimen dictatorial".

Aquel día, el presidente respondió: "En Kosovo finalmente se produjo una intervención. ¿Hay mucha diferencia entre las víctimas de Milosevic y las de Sadam? ¿Por qué no se tolera en Europa lo que se tolera en Irak?". Él cree que por una errónea elección moral.

En Tele-5 añadió: "A mí me gustaría escuchar lo que dicen ahora personas que con motivo de la guerra de Kosovo y del veto que hubo en Kosovo decían que el Consejo de Seguridad, que el sistema de veto, era un sistema anacrónico, absolutamente anquilosado, que era incluso una farsa para el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas".

Sobre Kosovo no llegó a producirse ese veto porque la simple amenaza de ejercerlo por parte de Rusia llevó a que no se votara en el Consejo de Seguridad. Y entre las personas a las que se refería implícitamente el presidente está su antecesor en el cargo, Felipe González, que en 1999 escribió un artículo para defender aquella intervención en los Balcanes para parar la matanza de Slobodan Milosevic contra los albano-kosovares.

Al argumento de fondo del presidente -¿por qué Kosovo sí e Irak no?- han respondido estos días los diputados Manuel Marín, del PSOE, e Ignasi Guardans, de CiU. Ambos han recordado que la intervención en Kosovo se produjo por acuerdo unánime de la OTAN y de la Unión Europea, es decir, con un consenso internacional muy superior al actual, y como respuesta a unas matanzas que se estaban produciendo en esas mismas fechas.

LEGALIDAD INTERNACIONAL "La 1.441 es suficiente para una intervención"

La noche del lunes fue el momento en el que más improbable parecía alcanzar un consenso en el Consejo de Seguridad sobre una nueva resolución que diera vía libre a la guerra. Francia y Rusia acababan de hacer explícita su determinación de vetar el segundo borrador presentado por Bush, Blair y Aznar con un ultimátum en el día 17.

Con esos mimbres, el entrevistador preguntó: "¿Hay alguna circunstancia en la que España no apoyaría una intervención militar en Irak?". La respuesta de Aznar fue: "España, en todo caso, va a estar bajo el amparo de las Naciones Unidas. Porque en el supuesto de que no se obtuviese un consenso para una nueva resolución, todas las resoluciones de Naciones Unidas están vigentes, todas, y todas obligan al desarme, y todas advierten a Sadam Husein, la 1.441, que se expone a graves consecuencias". Tele-5 le interrumpió: "¿Luego es suficiente, según su opinión, la resolución 1.441 para que se produzca esta intervención militar?". Aznar contestó: "Desde el punto de vista de la legalidad internacional, eso es así".

No es eso lo que opina, por ejemplo, Kofi Annan, secretario general de la ONU. El lunes en La Haya, Annan criticó una posible acción militar de EE UU contra Irak fuera del marco de una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. "Si los Estados Unidos actuaran fuera del Consejo de Seguridad y emprendieran una acción militar, no estarían actuando en conformidad con los estatutos de la ONU", subrayó en rueda de prensa. Annan pidió buscar la fórmula para que el Consejo de Seguridad permanezca "unido". "Si los miembros del Consejo de Seguridad fallan en la búsqueda de una posición común y se actúa sin la autoridad del Consejo de Seguridad, la legitimidad y soporte de esa acción será seriamente perjudicial", aseguró. Eso sí, a su juicio, "independientemente de cómo se resuelva el conflicto, las Naciones Unidas seguirán siendo tan importantes como hasta hoy lo han sido".

EE UU, y también el Gobierno español, han pronosticado que si la ONU no respalda esa segunda resolución "caerá en la irrelevancia". Y su actuación deberá apoyarse sólo en la célebre 1.441, que en su punto 13 "recuerda que ha advertido reiteradamente a Irak que, de seguir infringiendo sus obligaciones, se expondrá a graves consecuencias". Y en su punto 14 concluye: El Consejo de Seguridad "decide seguir ocupándose de la cuestión".

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