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Los españoles y los portugueses son los más reacios de la UE a la energía nuclear

Gabriela Cañas

Los españoles y los portugueses son los ciudadanos europeos que más rechazan la energía nuclear. Según los resultados de un eurobarómetro especial sobre energía presentado en Bruselas, sólo el 16% de los habitantes de ambos países está a favor de investigar en este sector frente a la media europea, que es del 31%. La misma encuesta demuestra, sin embargo, que esta falta de popularidad va pareja a una ausencia de preocupación por la seguridad nuclear, pues también españoles y portugueses se distinguen por ser los menos interesados en la seguridad y en los desechos radiactivos.

Los ciudadanos de Finlandia -el único país europeo que en este momento proyecta la construcción de una nueva central nuclear-, de Holanda y de Suecia son, por el contrario, los más interesados en la investigación nuclear, con porcentajes que superan incluso el 50% de los encuestados.

Los españoles también se destacan del resto de los ciudadanos europeos en su nivel de concienciación para reducir el consumo de energía y su predisposición a cambiar sus hábitos. Consecuentemente, son los que confían menos en la capacidad del ciudadano para mejorar la situación (un 25% frente a la media europea de un 37%). Para los ciudadanos españoles, la mayor capacidad para cambiar las cosas la tienen el Gobierno nacional y, sobre todo, las instituciones europeas.

Salud y medio ambiente

En términos generales, lo que más preocupa a los europeos respecto a las distintas fuentes energéticas es que éstas sean respetuosas con el medio ambiente y no pongan en riesgo la salud (el precio está en el tercer nivel de preocupación), pero no están muy dispuestos a cambiar sus hábitos para reducir la demanda y evitar la dependencia energética europea. El comisario de Investigación, Philippe Busquin, resumía así la situación: "Los ciudadanos saben que la demanda de energía va a seguir creciendo y que tal tendencia no es sostenible, pero al mismo tiempo no lo consideran una razón suficiente para cambiar de hábitos".

Debido a que el europeo infravalora el perjuicio que causa el transporte, apenas está dispuesto a viajar menos, por ejemplo. Su contribución la sitúa fundamentalmente en el ahorro de energía en casa (calefacción, aire acondicionado y electricidad en general) y, sobre todo, en la investigación de energías renovables, que son percibidas casi como la panacea.

El 69% de los europeos desea más investigación en energías renovables porque creen (la misma proporción de ciudadanos) que es la mejor para el medio ambiente. Los europeos creen también que en el futuro las energías renovables serán las fuentes energéticas más baratas y, desde luego, las principales, por encima del petróleo, del gas natural o de la energía nuclear.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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