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Reportaje:Apuntes

Yogur, bacterias y otros alimentos

Dos expertos en dietética desvelan los mitos y ficciones en alimentación y la influencia de la publicidad en las dietas

Estás convencido de que los yogures no tiene bacterias vivas, si no no te comerías algo así con bichos dentro; tomas vitamina C a gogó porque previene la gripe; y te hartas a comer lentejas, después de que tu madre te insistiera tanto en que "tienen mucho hierro, nena y vienen bien para la anemia". También eres de los que comen la fruta antes de la comida principal; tomas un yogur para no engordar y prefieres el pan integral. No abusas de los huevos y eliges siempre ternera frente al cerdo para vigilar los niveles de colesterol. Si es así, no eras la única, ni el único. Vamos, que no estás solo.

Estos son algunos de los mitos sociales que el doctor Manuel Gallar desgranó en su ponencia sobre Mitos de la Nutrición, celebrada recientemente en la Universidad Miguel Hernández. Muchas de estas fantasías sobre lo que comemos y por qué lo ingerimos vienen dadas por una influencia cada vez más "perversa" de la publicidad y los medios de comunicación, como explicó en su ponencia la profesora Margarita Gallar.

"El hierro de las lentejas no puede ser absorbido fácilmente por nuestro organismo"

La Universidad Miguel Hernández desgranó en una maratoniana sesión sobre Mitos, Fraudes, Realidades en Alimentación y Nutrición, esa serie de engaños que controla nuestras pautas y comportamientos de alimentación diarias.

Manuel Gallar explica que muchos de estos mitos llegan a través del tiempo por tradición familiar, por tradición histórica y como creencia popular. En los últimos tiempos, según el doctor, hay otras influencias como las modas procedentes de las culturas orientales y, sin lugar a dudas, gracias a la influencia mediática y de la publicidad. Muchos ejemplos de campañas publicitarias vuelven a recuperar la figura de la abuela, como soporte de credibilidad del efecto positivo del alimento que comercializan. Una vez más se vuelve a la tradición histórica como recurso publicitario.

Al respecto, la profesora Margarita Gallar desgranó el peso de la publicidad, en una sociedad mediática, sobre los cambios de dieta. Los postres preparados han desbancado a la tradicional fruta de después de comer. Se trata de uno de los efectos más importantes causados por los medios de comunicación y la publicidad en los últimos años. Este mismo fenómeno, que afecta a jóvenes y universitarios, también impacta entre los más pequeños, que han modificado sus dietas de la tradicional merienda.

A estos cambios inherentes a una sociedad globalizada a través del mimetismo en los comportamientos de otras sociedades se suman los que, Manuel Gallar, denomina mitos de la alimentación.El estudio realizado por Gallar entre estudiantes desgrana algunos de las creencias en las que, en mayor o menor medida, caemos a la hora de sentarnos a comer.

El 59% de los jóvenes no cree que el yogur tenga bacterias vivas. La publicidad evita el concepto bacteria con otros nombres más técnicos por la relación que el consumidor establece con las infecciones.

Otro de los mitos ampliamente aceptados es el de las lentejas y el hierro. El 93% de los encuestados considera que esta legumbre tiene una alto aporte en hierro. Así es. "Pero se trata de un hierro que nuestro aparato digestivo no puede absorber fácilmente", indica Gallar. De hecho, es menos "biodisponible que el hierro de carnes y pescados".

Los mitos van más allá y tienen mucho que ver con los nuevos estereotipos de belleza, tanto femenina como masculina. Para mantener la línea que nos separa de la entelequia de belleza postmoderna preferimos la carne de cerdo frente a la ternera. Hasta un 77% de los encuestados considera que la de cerdo es más perjudicial y contiene más grasa. La verdad, según Gallar, es que la carne porcina es muy grasa, pero "es abundante en ácido oleico y contiene el mismo colesterol que la de ternera". Así, pues se confirma que la "única verdad absoluta es que no existen las verdades absolutas", afirma.

En el mismo sentido responden cuando se les pregunta si el pan blanco engorda más que el integral. De forma mayoritaria se responde que sí (un 66%). Este gran tópico de la alimentación viene dado por las campañas publicitarias que, durante años, han apostado por el pan integral como complemento de dieta sana y libre de grasas. Lo cierto es que ambos tipos de pan tienen la misma carga calórica, aunque dietéticamente se recomienda el integral. Ocurrió un fenómeno parecido con el yogur, considerado como un alimento que ayuda a adelgazar. Aquí, como en el pan integral, mucho tuvieron que ver los medios de comunicación por la asociación de este producto a las dietas de adelgazamiento. Realmente, y a pesar de que el 44% de los encuestados opina en sentido contrario, el yogur no posee "propiedades adelgazantes, ni prácticamente menos calorías que la leche entera".

Todos estos ejemplos son los que esgrime Gallar para afirmar que "ni somos tan avanzados, ni todavía sabemos tanto de nutrición". Otro de los invitados a estas jornadas, el profesor Juan José Badiola, director del centro de referencia sobre la enfermedad de la encefalopatía espongiforme bovina, que causa el denominado mal de las vacas locas, fue más rotundo: "El consumidor español tiene poca cultura alimenticia". Y contra esto sólo hay una solución: buena información.

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