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Sólo 97 mujeres tienen empleo fijo a tiempo completo en el campo malagueño

Las temporeras trabajan más de 400.000 jornadas al año

Los números no dejan lugar a dudas: la precariedad laboral de la mujer rural malagueña es muy alta. Según los datos de la organización agraria Asaja, sólo 97 trabajadoras tienen empleo fijo a tiempo completo en el sector, frente a las 445.518 jornadas eventuales realizadas por mujeres el pasado año.

"Es cierto que en la agricultura por cuenta ajena hay poco empleo fijo, pero entre las trabajadoras, la situación es extrema", aseguró la secretaria de la Asociación Malagueña de Mujeres y Familias Rurales (Amfar), organización integrada en Asaja.

Hay más datos. Frente a los 32.739 hombres agricultores, apenas se registran 7.981 mujeres titulares de explotaciones y de éstas, 4.009 (51%) lo son de fincas de menos de dos hectáreas. En la provincia hay cerca de 300.000 mujeres que residen en municipios de menos de 50.000 habitantes. Su perfil es el de una persona casada de 50 años, con una media de 2,3 hijos y que dedica ocho horas a las tareas domésticas y cinco a las actividades profesionales. La mayoría no paga cotización por desempleo. Además, según la radiografía hecha por Amfar, "al carecer de un estatuto jurídico no pueden beneficiarse de una cobertura social apropiada, ni percibir paro, accidente o maternidad". La asociación denuncia que, tras años de reivindicaciones por la no discriminación salarial de las mujeres, ahora ésta es más sutil ya que las categorías masculinizadas están mejor pagadas que aquellas en las que las trabajadoras son mayoría.

En Antequera (Málaga), Amfar dio a conocer una serie de propuestas para lograr la igualdad real en el campo malagueño, entre ellas, incrementar la participación de las mujeres rurales en los cargos directivos, fomentar su incorporación a la política local, prevenir la violencia de género y que se creen infraestructuras de atención a las personas dependientes.

La asociación resaltó que la mujer ha sido un elemento dinamizador de las economías locales con sus proyectos centrados generalmente en turismo rural, venta directa de productos agrarios y recuperación de la artesanía. "Aunque su trabajo ha tenido carácter complementario, su presencia ha servido para consolidar el tejido social y la renta agraria familiar", según Amfar.

Entre las reivindicaciones de las mujeres agrupadas en Asaja, se incluye además el reconocimiento jurídico como cotitular de la empresa familiar, con prestaciones sociales y derechos propios; la creación de redes de empresarias; y ayudas específicas a la constitución de empresas en el medio rural. El objetivo es doble: facilitar la incorporación de las mujeres del campo al empleo y dignificar su trabajo. Según los datos de Amfar, éstas suponen el 37% del total de la población agrícola europea y el 31% del tiempo del trabajo agrario.

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