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Reportaje:

La incertidumbre ahoga al turismo

La guerra paraliza las reservas y hace más evidente la necesidad de cambio en el sector

Este año, según todos los augurios, no va a ser bueno para el turismo. No hay ningún indicio de que lo sea porque continúa la recesión económica en los países emisores y la incertidumbre domina el sector. La amenaza de guerra ha acentuado el hábito de los consumidores de decidir las vacaciones cada vez más tarde y ha paralizado las reservas que ya deberían haberse hecho con vistas al verano. El conflicto se suma a la multitud de problemas que presenta una industria con destinos maduros, atomizado empresarialmente, poco acostumbrado a cuidar al cliente y que corre el riesgo, ya cierto en algunas zonas, de matar la gallina de los huevos de oro.

Por primera vez en los últimos años, en 2002 el turismo ha tenido una aportación negativa (-0,04%) al crecimiento de la economía
Turquía, Bulgaria y Croacia reciben ya 23,2 millones de turistas, muchos de ellos alemanes que han desertado del mercado español
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Casi nadie se mueve cuando soplan vientos de guerra. Es normal. A la gente no le gusta anticipar planes, estar lejos de casa, coger el avión... La amenaza de un conflicto armado contra Irak ha sumido al turismo en un ambiente de incertidumbre tal que los pronósticos, cuando los hay, son casi más intuiciones que cálculos. La recuperación que se atisvaba a finales de año se ha esfumado y el sector, ahora casi paralizado, se enfrenta a una muy difícil situación.

Según Ramón Estalella, secretario general de la patronal de hoteles de sol y playa, Zontur, mientras diciembre cerraba con un crecimiento del 9% en el número de reservas, en enero y febrero han caído un 2% sobre los niveles del año anterior, ya muy malo, "y nada hace prever un cambio próximo". Estalella añade que España sigue despertando interés entre los turoperadores, pero de cara al próximo verano no se observa apenas movimiento. Destinos que están en manos de grandes operadores alemanes y británicos, como Canarias, Baleares o la Costa del Sol, no saben cómo les irá la temporada. Pero Zontur adelanta que "las previsiones, de momento, son muy flojas".

Campaña de rebajas

Ya el año pasado el turismo dejó ver algunos de sus desajustes. Vinieron más extranjeros -51,7 millones- pero gastaron un 5,1% menos, y la rentabilidad de la industria se redujo. Las playas se llenaron a base de rebajar precios, una política de parcheo que no ataca las raíces del problema: la pérdida de competitividad de un sector que a base de sol y bajos precios se ha vendido solo.

Pero el modelo muestra síntomas de agotamiento. Con datos oficiales, la agrupación empresarial Exceltur afirma que en 2002, "por primera vez en los últimos años, el turismo ha dejado de ejercer de motor impulsor del crecimiento de la economía española", ya que su aportación al crecimiento del PIB ha sido de -0,04%. Es el broche a una tendencia decreciente desde 1999, antes de que el terrorismo (11-S) golpeara al turismo duramente.

Para este año, Exceltur dibuja dos escenarios, en función de que haya guerra o no, y sus efectos. Uno de ellos, denominado "central", que implica una recuperación moderada de las economías europeas y un precio del barril del petróleo de 25 dólares, da un crecimiento medio del ISTE -el índice sistemático que mide la evolución del turismo en clave de PIB, es decir de actividad- del 0,4%. Y un "escenario de riesgo", que incluye la guerra contra Irak. En ese caso, el PIB turístico caería un 0,6% -el doble de lo que ha caído en 2002- con tasas de crecimiento negativas durante todo el año. "Los empresarios", dice la agrupación empresarial, "no están descontando la presencia de este escenario, con una opinión generalizada de experimentar crecimientos en sus ventas y sus resultados a ritmos muy moderados, inferiores al 5%".

La guerra no hace sino añadir problemas a una industria que se ha quedado, en general, anquilosada. Estructurada en su mayor parte a base de pequeñas y medianas empresas de carácter familiar en las costas de sol -el 72% de la demanda turística que tiene España es de sol y playa-, poco profesionalizada y casi nada tecnificada, ha ido siempre a remolque de lo que marcaba la demanda, dirigida por los turoperadores europeos. Pero éstos están encontrando destinos fuera de España igual de soleados y más baratos.

Turquía, Bulgaria y Croacia han tenido el año pasado tasas de crecimiento en el número de turistas del 10,1%, 9,2% y 6,5%, respectivamente. Entre los tres, según Exceltur, reciben ya 23,2 millones de turistas, muchos de ellos alemanes que han desertado del mercado español. Y es el mercado alemán el de mayor efecto multiplicador para España, por su mayor gasto medio y su menor estacionalidad. Y es, también, el que mayores tasas de caída presenta ya que desde 1999 España ha perdido 1,2 millones de turistas de esa nacionalidad. Sólo el año pasado, Baleares registró una caída de este mercado del 16%.

Crecimiento sostenido

Si el turismo español, un sector desalabazado, no acomete una reforma de fondo que logre su integración será difícil que compita con ese tipo de destinos. "Ante la actual situación", dice José Ignacio Rojas, director de la división de turismo de la consultora Mazars, "caben dos respuestas. La 'cortoplacista', basada en una política de reducción de precios para aumentar el número de turistas, lo que a corto y medio plazo se traducirá indefectiblemente en una pérdida de calidad, y la 'comprometida', basada en impulsar un modelo más diversificado y sostenido".

Para lograrlo, entre las medidas que Exceltur propone, en lo que se refiere a la gestión de la oferta, destaca un análisis más riguroso de las potencialidades de crecimiento de los destinos teniendo en cuenta las dotaciones de infraestructura y la oferta complementaria (ocio) de calidad y un plan, una especie de Renove, que facilite a las pyme hoteleras y complementarias la renovación de sus activos. En cuanto a la gestión de la demanda, cita un nuevo sistema de información; actualizar y definir los enfoques del márketing; apoyar la implantación de grandes marcas en el exterior; un plan marco de tecnología para el sector; asegurar una mejor formación y mayor colaboración entre los poderes públicos y los empresarios privados.

El encarecimiento de la vida aleja a los extranjeros

De todos los cambios estructurales que están afectando a la industria turística española, la aproximación del coste de la vida español al de los países emisores es el más relevante para la mayoría de los empresarios preguntados en la Encuesta de Clima Turístico de Exceltur de cierre del año pasado.

La comparación del IPC armonizado, tanto para ocio y cultura como para hostelería, bares y cafeterías entre España, Alemania y Reino Unido deja patente cómo los turistas extranjeros han tenido que percibir que España es más cara.

Según el grupo turístico Thomas Cook, Turquía y los países del Este de Europa son un 20% más baratos. "El encarecimiento de servicios complementarios al turismo está perjudicando seriamente la imagen de España", ha dicho en conferencia de prensa en Francfort el presidente de este turoperador, Stephan Pichler. Las reservas de Thomas Cook para Baleares han caído este año entre un 30% y un 40%.

Además del encarecimiento de la vida, la industria turística española choca con otros problemas. Unos externos, como la crisis económica de los países emisores. Pero otros son internos, como la falta de atención al consumidor, al que no se intenta fidelizar. No ha calado suficientemente la idea de cliente, ni se le ha seguido su ciclo vital. Según los expertos, ya no se puede seguir vendiendo el mismo producto que hace 20 años. Los turistas están más informados, son más cultos y tienen más posibilidades de elección. "Quien ha venido a España 14 veces", dicen, "no puede seguir encontrando siempre el mismo tipo de oferta".

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