IU confía en la protesta social para recuperar protagonismo

Medio en serio medio en broma, como acostumbra, Felipe Alcaraz lo dejaba claro esta semana en el Congreso: "No sabíamos que la sociedad estuviera tan sana". El portavoz de Izquierda Unida mostraba la sensación que tienen la mayoría de los dirigentes ante las enormes manifestaciones: sorpresa absoluta.

Aún recientes las heridas de la profunda crisis política, económica, e incluso personal, sufrida por la formación, por primera vez se les ve eufóricos. Están convencidos de que el clima de protesta social es su "ambiente natural", donde mejor se mueve IU, porque los ciudadanos siempre la han identificado con la calle. Y eso que, a su juicio, comenzó con la huelga general del año pasado ya no se va a detener, al menos hasta las elecciones del 25 de mayo.

Es difícil cuantificar la repercusión que todo esto puede tener en esos comicios. Y más para una coalición con pocos medios para hacer sondeos. Pero tienen claro que la situación es infinitamente mejor que hace unos meses. Entonces confiaban sólo en repetir los resultados de 1999, el primer gran batacazo de Julio Anguita, cuando la coalición perdió más de la mitad de sus votos y avanzó el desastre de 2000. Ahora esperan remontar, aunque no saben cuánto. Las encuestas, de momento, auguran un ligero crecimiento.

La gran pregunta es si el acercamiento del PSOE a una posición que es más tradicional de IU beneficia o perjudica a la coalición. Aquí sí surgen discrepancias. Pero Gaspar Llamazares, el coordinador general, tuvo claro desde el primer momento que les interesaba ir de la mano de los socialistas. Igual que en la huelga general, el impacto grande sólo se produjo cuando el PSOE entró de lleno en la posición más extrema. "Es como cuando ponen un gran centro comercial. Las tiendas que están cerca crecen; las que están en la zona se hunden", explica Llamazares.