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Juan Pablo II canonizará en Madrid a un cura fusilado en 1936

Fiel a su idea de que España sufrió durante la II República (1931-1936) la mayor persecución religiosa de la historia, el cardenal Antonio María Rouco, arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal, ha logrado que Roma incluya en la agenda de la próxima visita del Papa a Madrid, en mayo próximo, la canonización de una víctima eclesiástica de la guerra civil. Se trata de Pedro Poveda Castroverde, asesinado en el madrileño cementerio de La Almudena el 26 de julio de 1936, una semana después del golpe militar del general Francisco Franco que desencadenó aquella guerra fratricida. Poveda, nacido en Linares (Jaén), tenía entonces 62 años.

Pedagogo de gran fama, el padre Poveda había sido capellán del rey Alfonso XIII y fundó en 1911 la Institución Teresiana, una asociación evangelizadora de fieles laicos encargada de evitar la difusión de la filosofía marxista. La Institución Teresiana está presente en 28 países y su fundador ya fue proclamado beato por el Papa en una ceremonia celebrada en Roma el 10 de octubre de 1993.

No es frecuente que el Papa salga del Vaticano para oficiar beatificaciones o canonizaciones, pero en esta ocasión se prodigará. Ayer, durante un consistorio para las causas de canonización celebrado en el Vaticano, tomó el acuerdo de aprovechar su visita de 48 horas a Madrid, los días 3 y 4 de mayo, para canonizar, además, a otros cuatro españoles. Se trata del jesuita José María Rubio y Peralta (1864-1929), conocido como el apóstol de Madrid, donde desarrolló su apostolado entre los más humildes; de la monja Genoveva Torres Morales (1870-1956), fundadora de las Hermanas del Sagrado Corazón y de los Santos Ángeles, conocidas como las Angélicas; de María de los Ángeles Guerrero González (1846-1932), una sevillana conocida como sor Ángela de la Cruz y fundadora de las Hermanas de la Compañía de la Cruz, y de María Maravillas de Jesús (1891-1974), de la orden de las Carmelitas Descalzas, la famosa fundadora del convento del Cerro de los Angeles.

Una nación "martirial"

Diez mil de los 13.000 mártires del siglo XX honrados por el Papa en una espectacular ceremonia celebrada en mayo de 2000 en el Coliseo romano son españoles, merced a una causa promovida e impulsada por la Conferencia Episcopal Española. Ese acaparamiento por la jerarquía española del catálogo de mártires que maneja Roma parte del principio de que España fue hace más de medio siglo la nación martirial por excelencia, como reza un documento hecho público por los obispos en mayo de 2000.

A pesar de que este Papa ha pedido perdón durante su mandato en más de cien ocasiones por errores pasados y recientes de la Iglesia católica, los prelados españoles, que durante cuarenta años respaldaron y bendijeron la dictadura franquista y su brutal represión, se han negado siempre a unirse a esa tendencia de reconciliación. Juan Pablo II ya ha santificado a dos centenares de eclesiásticos víctimas de aquella guerra.

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