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Reportaje:AMENAZA DE GUERRA | La situación en Bagdad

Una noche con la brigada española en Bagdad

Unos 20 brigadistas contra la guerra pernoctan en una fábrica que será objetivo militar preferente de EE UU

Francisco Peregil

Unos 20 voluntarios de las brigadas españolas en Bagdad pasaron ayer la noche en la central eléctrica de esta ciudad, a unos 40 kilómetros al norte. Al llegar el autobús, una docena de obreros formaban un pasillo esperándoles con cuadros de Sadam Husein. Los obreros daban palmadas y saltos al compás de unos cánticos que coreaban "Bush, Bush, escucha bien, todos queremos a Sadam", o "todo Irak reclama que Sadam es el orgullo de nuestro país", "dicen que tienen armas americanas y no saben que nosotros tenemos héroes nacionales". Uno de los obreros, con un kaláshnikov alzado, dirigía el ritmo de los cánticos.

Las brigadas son una iniciativa que se puso en marcha en España con el objetivo de que cada semana, y durante todo el conflicto, un grupo de españoles viaje a Bagdad para apoyar al pueblo iraquí y tratar de evitar la guerra. Primero llegaron un grupo de catalanes, después otro de andaluces. Ahora se encuentran los asturianos y canarios. Y el próximo lunes llegará el grupo de Madrid.

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Carlos Varea, coordinador en Bagdad de la iniciativa Brigada contra la Guerra, recordó ayer que en el primer día de ataque en la guerra de 1991 se bombardearon objetivos militares, telecomunicaciones y centrales eléctricas. "Eso fue en las primeras 24 horas. Y hasta el día de hoy sólo parcialmente se ha podido recuperar el suministro eléctrico. Hay cortes de luz de hasta siete y ocho horas diarias en algunos barrios. Y eso lleva a que se paralice el sistema de potabilización de aguas. Ahora, el suministro de agua potable en Bagdad es del 60%, según la ONU".

Los brigadistas españoles, entre los que se encuentran profesores, médicos, enfermeros y prejubilados de banca, viajaron provistos de sacos de dormir. Pero se sorprendieron al ver que disponían de camas, mantas impolutas y hasta brochas de afeitar y cepillos de dientes que habían sido comprados para la ocasión.

La central, construida en 1999 con bobinas chinas y mano de obra nacional, ofrecía un aspecto radiante. A la entrada, una estatua, de las muchas que hay en Bagdad, con la imagen de Sadam Husein enarbolando un rifle que apunta al cielo. Sillas y mesas de plástico en un pequeño jardín, también a la entrada. Calefacción y aire acondicionado en todas las habitaciones destinadas a los brigadistas. A la hora de la cena les sirvieron unos bocadillos, mientras algunos obreros comentaban que la central es la más moderna de Bagdad, con cuatro turbinas, de las que dos están en funcionamiento, y se prevé que cuando funcionen las cuatro será la que más electricidad aporte al país.

Carlos Varea explicaba que el Gobierno iraquí no ha pedido a los brigadistas que salgan de los hoteles a proteger centros considerados prioritarios en la ciudad -cosa que ha solicitado al centenar de escudos humanos procedentes de varios países-: "Pero nosotros anoche quisimos acudir a la central, como gesto simbólico, aunque no somos escudos humanos. Es muy importante proteger este tipo de lugares. Sin luz no funcionan las potabilizadoras y eso explica los aumentos de mortalidad infantil por contaminación de aguas. Todas las aguas se toman y se vierten al Tigris, con lo que la dependencia del río es básica".

Carlos Varea recalcó: "Hay un cuerpo profesional iraquí que son los auténticos escudos humanos. Y ayer había 200 trabajadores manteniendo los servicios básicos de la población de Bagdad. Nuestra presencia fue emotiva porque te reciben como alguien a quien adoptas. Aquí estamos dando protección, pero también recibimos protección. Y también somos queridos por ellos".

Varea insistió en la importancia de las centrales eléctricas para el futuro de la población iraquí: "Aquí, el sistema de racionamiento funciona mediante cupones mensuales que incluyen té, jabón, harina... Ha sido un sistema eficaz de la malnutrición. El Gobierno ha dado hasta ocho cupones de cartillas. La gente se aprovisiona en las tiendas y ha retirado alimentos por ocho meses. Esa previsión ha evitado colas y aglomeraciones".

Al levantarse el grupo a las siete de la mañana ya tienen el desayuno preparado por los obreros de la fábrica. Y cuando salían a montarse en el autobús, de nuevo un grupo de trabajadores con fotos del presidente, cánticos y palmas.

Los brigadistas acudieron después a las embajadas de Alemania y de Francia "Quisimos ir, primero, para mostrarles nuestro apoyo", señala Carlos Varea, "y después para pedirles amparo diplomático, ya que el Ministerio de Exteriores español no se hace cargo de nuestra seguridad y nos remite a las embajadas de la UE que permanezcan aquí".

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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