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Interior: Mossos d'Esquadra

Pasqual Maragall afirma en su Compromiso con la seguridad: por una nueva política de seguridad en Cataluña que es urgente el despliegue de la policia de la Generalitat-Mossos d'Esquadra a todos los territorios de Cataluña, y en este sentido su gobierno alternativo ha hecho los estudios necesarios para poder concluir que es posible adelantar el despliegue policial a 2007.

Esta no será una tarea fácil para el próximo Gobierno de la Generalitat. Pero la pregunta que nos formulamos los socialistas catalanes y que intentaré responder en este artículo es: ¿Qué cuerpo policial nos vamos a encontrar?

Mossos d'Esquadra es un cuerpo policial con muchos años de historia; es, de hecho, el primer cuerpo policial moderno que hubo en España. Pero hablemos de una historia más reciente, hablemos del legado que dejan los gobiernos de CiU en la policía catalana. Los inicios de nuestra policía fueron una mezcla de dos realidades: la de aquellas personas que se apuntaban al nuevo cuerpo policial con mucha ilusión porque creían y creen que hacen un servicio a la sociedad catalana y la realidad de un gobierno que vio en los Mossos un instrumento más de control al servicio de una determinada identidad e idea de país.

Ciertamente, los inicios de los Mossos no estuvieron a la altura de lo que la sociedad catalana reclama de una policía propia. Una policía propia debe suponer un autogobierno más maduro y, en definitiva, un mejor servicio público. CiU, en cambio, ha confundido y confunde un país con un partido y ello nos llevó a la politización inicial del nuevo cuerpo policial.

La verdad es que ni Jordi Pujol apostó inicialmente por una policía propia. Pero los Mossos d'Esquadra, a partir de los acuerdos de la Junta de Seguridad de Cataluña de 1994, es y debe ser una realidad imparable. Estamos hablando en estos momentos de más de 7.500 policías y tenemos que llegar, como mínimo, a 15.000. Xavier Pomés fue el consejero que activó decididamente el despliegue de la policía de la Generalitat, pero su forma de ejercer el cargo, con un perfil demasiado técnico, le llevó a cometer algunos errores al confundir cuál tiene que ser el papel de un consejero de Interior. Aún hoy, cuando Pomés ya no ocupa ese cargo, algún mando del cuerpo sigue consultándole y explicándole la situación.

Un consejero o consejera de Interior tiene que diseñar y aplicar las políticas de seguridad de un gobierno. Xavier Pomés, que fue honesto, profesional y capaz de reconocer sus errores, confundió su papel y muchas veces parecía, más que nada, el jefe de la policía. ¿Dónde quedaban y quedan, pocos meses antes de las elecciones, las funciones del director general de Seguridad Ciudadana? ¿Por qué sigue vacante la subdirección general de la Policía? ¿No hay nadie capaz de ejercer esta función operativa? Estoy seguro de que sí. El no disponer de esta autoridad operativa ha generado problemas de organización: demasiados compartimentos estancos y poco trabajo de grupo. Demasiados problemas de relación, colaboración y coordinación entre las regiones policiales y los servicios centrales, hasta el punto de haber abortado alguna operación policial importante. Demasiados codos entre algunos mandos del cuerpo, entre aquellos que aspiran a liderarlo. Estos son los efectos de la confusión de responsabilidades provocada por un consejero que quería ser el jefe de la policía. Por cierto, ello no pone en duda el trabajo de los miles de policías que trabajan cada día para la sociedad catalana.

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Toda esta situación ha provocado que tengamos un cuerpo con mucha musculatura, que va creciendo con el despliegue, pero con falta de cerebro, pues no se ha dejado a los mandos del cuerpo demostrar su capacidad de liderazgo.

¿Cómo el PSC plantea y planea el futuro de los Mossos d'Esquadra? Pues bien, después de 22 años intentándolos desplegar y desplegándolos, podemos decir que ya sabemos que necesitamos una policía catalana, pero que ya es hora de decidir qué policía queremos para Cataluña. Sólo si tenemos una buena policía haremos un buen servicio a la sociedad catalana y a nuestro país.

El despliegue de mossos tiene que terminar en 2007, y con ello no queremos entrar en una carrera electoral, sino dar un objetivo prioritario al cuerpo. La sociedad catay la policía que la sirve tienen que saber cuándo y cómo va a terminar el despliegue, y así que la Generalitat sea la máxima autoridad de la seguridad. Por el contrario, corremos el riesgo de seguir generando incertidumbres, desigualdades e insatisfacciones en el territorio. Ni el Gobierno ni la policía pueden aceptar esta situación.

Para ello necesitaremos un cuerpo policial maduro, inteligente y con capacidad para el liderazgo. Los mossos deben llegar a la mayoría de edad, a la madurez a la que no ha podido llegar con CiU. Habrá una clara dirección política (consejero y director general) y una dirección operativa (subdirección general de la Policía) para evitar las confusiones. El cuerpo tendrá que disponer de la inteligencia y la generosidad necesarias para saber incorporar a los que desde otros cuerpos policiales quieran seguir con su servicio a la sociedad catalana, sólo en esta medida se incorporarán agentes de otros cuerpos. Finalmente, el despliegue y el buen funcionamiento y servicio de la policía nos obligará a desarrollar y aflorar las capacidades de liderazgo de muchos mandos del cuerpo. Los mossos no tienen que estar al servicio de ningún partido, sino al de una sociedad; la gestión de los conflictos y de los problemas de convivencia, la prevención y la lucha contra la delincuencia nos obligan a pensar en un cuerpo con las mejores personas.

En 2003 habrá un nuevo Gobierno en Cataluña, encabezado por Pasqual Maragall. Ya ahora, 10 meses antes, el PSC y su gobierno alternativo tienen una idea muy fundamentada de la situación en los Mossos d'Esquadra. Ello nos permitirá, desde el primer día, poner en práctica una política de reformas sin que se produzca un vacío de poder que es malo para el Gobierno pero también para la policía y, en definitiva, para el ciudadano y su seguridad. Estamos preparados para gobernar.

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