CiU rehúye responsabilizarse de una encuesta falsa favorable a Mas que difundió en enero

El culebrón de la manipulación de encuestas en Cataluña ha dado un salto cualitativo. Ya no se trata de alterar datos, sino de inventarlos. La cúpula de Convergència i Unió filtró el pasado 17 de enero un sondeo que acortaba las distancias entre el socialista Pasqual Maragall y el convergente Artur Mas en un 1,8%. CiU rehúye ahora responsabilizarse de esa difusión. Y ello se produce después de que la empresa a la que los nacionalistas encargaron dicha encuesta asegurara que no la realizó. Desde la cúpula de CiU, el secretario general adjunto, Pere Macias, sostuvo ayer que "no se trata de ningún resultado oficial". Centre d'Estudis Sociològics (CES), la empresa demoscópica en cuestión, desmintió a este diario que fuera autora de la encuesta.

La falsedad de este inexistente sondeo fue dada a conocer ayer por El Periódico de Catalunya. La empresa CES afirmó al respecto: "En los últimos cinco años no hemos realizado una encuesta de estas características". Desde las filas de CiU se reaccionó con una sola voz, la de Pere Macias, que en un críptico comunicado afirmaba: "Más allá del juego de filtraciones y contrafiltraciones e intoxicaciones propias de una campaña, el plan de investigación de un partido forma parte de su más estricta confidencialidad". Macias señaló a este diario que "oficialmente del partido no salió esa información". Artur Mas, como en toda la crisis de las encuestas, no dijo ayer ni una sola palabra, aconsejado por su equipo.

Fuentes de la federación nacionalista sitúan la autoría de esa filtración en el entorno del candidato de CiU, Artur Mas, que además es conseller en cap y secretario general de Convergència Democràtica (CDC).

Tanto la agencia Europa Press como el periódico Avui -que dio extensa información del sondeo- aseguraron ayer a este diario que la encuesta les fue facilitada desde CDC. El sondeo fue también recogido por la edición catalana de EL PAÍS citando su procedencia de la agencia informativa. Sin embargo, ahora CDC rehúye cualquier responsabilidad sobre esa información y se refiere a la polémica como "una nueva intoxicación", lo que "es habitual en épocas de campaña".

Eso sí, una intoxicación que llegó en un momento crucial: dos días antes de que La Vanguardia publicase una encuesta en la que el PSC sacaba el 8,3% de ventaja a CiU y con una semana de antelación sobre otro estudio demoscópico de El Periódico, en el que los socialistas catalanes iban el 7,9% por delante de los nacionalistas de Jordi Pujol. La encuesta filtrada tenía, pues, el objetivo de servir de balón de oxígeno para el delfín de Pujol.

Fuentes de CiU responsabilizan al entorno de Mas de la difusión de la encuesta falsa. La frontera entre el Gobierno catalán y el partido nunca han sido un paradigma de claridad. Y el momento actual no es una excepción. David Madí, secretario general de Comunicación del Gabinete catalán, es al mismo tiempo subdirector de la campaña electoral de Mas. Ayer, algunas fuentes de CiU consideraban su dimisión como una salida a la crisis.

Este no es el primer episodio de manipulaciones. Desde el pasado 1 de febrero este diario ha dado cuenta de alteraciones o mutilaciones en cuatro sondeos encargados por el Gobierno catalán. Jordi Pujol asumió el pasado miércoles en el Parlamento autónomo la responsabilidad de esos "errores", que atribuyó a "inútiles o tontos".