Rajoy apela al honor de los diputados del PP ante la votación secreta de la moción contra la guerra

El vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, apeló ayer al "orgullo y honor" de los diputados del Partido Popular para "desbaratar las maniobras del PSOE que nada tienen que ver con la guerra en Irak sino con tratar de poner al Gobierno en situaciones difíciles". Rajoy respondía así, tras el Consejo de Ministros, a la reclamación de Izquierda Unida (IU) y el PSOE, secundada posteriormente por toda la oposición, de someter al voto secreto las resoluciones sobre Irak para que todos los diputados puedan votar en conciencia en la sesión del Congreso del próximo martes.

Según señaló ayer Rajoy, el PSOE "intenta arrinconar al Gobierno evidenciando su soledad parlamentaria y, de paso, con la votación secreta [pretende] sacar a la luz presuntas discrepancias de los diputados del PP". El Gobierno y la dirección popular admiten que existe una alta preocupación entre los diputados de su partido por las consecuencias electorales, para las próximas municipales y autonómicas, que puede acarrear la firme apuesta del presidente del Ejecutivo, José María Aznar, de alineamiento con el presidente norteamericano en la crisis de Irak. Pero también está convencido de que esa preocupación no se traducirá en disidencia interna por "la confianza que existe en Aznar".

"Preocupado pero unido"

Los portavoces del Congreso y Senado, Luis de Grandes y Esteban González Pons, señalaban, esta misma semana, como muestra de ello, que en las numerosas manifestaciones que ha habido en España en los últimos días sobre Irak no se ha sumado ningún cargo público del PP, "ni siquiera un modesto concejal", porque "el partido, aunque está preocupado, está muy unido". Ello le permitió señalar ayer a Mariano Rajoy que "las divisiones de los partidos se ven cuando las hay y no hace falta promover voto secreto".

Las causas de esa confianza en que se mantenga la unidad interna, según el Gobierno y el PP, radican en la "fe política que existe dentro del partido en Aznar, que no se ha equivocado en ninguna de las grandes decisiones políticas que ha tomado desde que cogió el timón del partido, hace ya cerca de 15 años". Lo más que admiten es que "ha podido haber fallos de comunicación" a la hora de explicar "la apuesta de firmeza frente al Gobierno de Sadam Husein, del peligro que supone para la humanidad por sus relaciones con el terrorismo".

Según Rajoy, "se detecta demasiada prisa en los socialistas por hundir al Gobierno electoralmente, como ya ocurrió con el accidente del Prestige. Creyeron que iba a ser la tumba del Gobierno y no lo fue. En vez de solucionar el problema, se preocuparon más de encontrar responsabilidades políticas del Gobierno para ponerle en situación imposible".