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Reportaje:

Un tesoro íbero en la Vega Baja

La excavación de la necrópolis de La Escuera, en el término de San Fulgencio,

Los rasgos de un enterramiento constituyen la mejor seña de identidad de una cultura. Los trabajos de excavación que desde hace dos semanas se efectúan en el yacimiento de La Escuera, en San Fulgencio (Vega Baja), han arrojado luz sobre las características y la relevancia que ostentó este poblado íbero en el siglo III antes de Cristo dentro de la comarca de la Vega Baja.

El equipo municipal de arqueólogos ha encontrado un número significativo de tumbas que podrían formar parte de la principal necrópolis que la cultura íbera originó en la Vega Baja, pero la transcendencia del hallazgo estriba, además, en el incalculable valor de las piezas que custodiaban los féretros, algunas de estilos peculiares que difieren de las tendencias más generalizadas y extendidas en el entorno.

El ajuar con que los pobladores íberos sepultaban a sus muertos adquiere, en este caso, una preeminencia inusual ya que los objetos desenterrados no son tan austeros y discretos como los que se habían descubierto hasta ahora en necrópolis similares.

La riqueza y suntuosidad de las piezas que acompañaban a los difuntos ha llevado a los expertos a conjeturar que el poblado de La Escuera, al que con toda probabilidad pertenecen las tumbas, era una comunidad rica, próspera y fecunda. La hipótesis más consistente es por tanto que el poblado fue, con bastante certeza, el enclave dominante de la cultura íbera en la comarca de la Vega Baja, como atestiguan los preciados objetos que se han encontrado entre las sepulturas.

"A través del estudio de una necrópolis podemos conocer la jerarquía social que tenía ese poblado ya que los íberos solían enterrar a sus muertos con un ajuar abundante. Éste es especialmente rico, lo que demostraría que los habitantes de este poblado poseían un estatus socio económico muy alto", explica Encarnación Cano, arqueóloga municipal de San Fulgencio. Las excavaciones son una prolongación de la actividad arqueológica que se desarrolla desde los años sesenta en la sierra de El Molar, donde se sitúan los poblados de El Oral y La Escuera.

El hallazgo de esta necrópolis, que dataría del siglo III antes de Cristo se complementa, así, con la aparición de numerosas piezas de artesanía y orfebrería, muchas de ellas de metales preciosos como oro, que situarían a los yacimientos de San Fulgencio en una posición eminente dentro de la Vega Baja.

"Junto al ajuar han aparecido unos platos de pescado denominados campanieneses que provenían de Italia", continúa Encarnación Cano.

El descubrimiento es destacable ya que revela la existencia de vínculos comerciales con otros países y ratifica la importancia de lo que hoy es San Fulgencio como lugar estratégico durante la época.

Estos platos de cerámica son, según los arqueólogos, piezas únicas en nuestro país y su aparición corrobora con más fuerza la tesis de la distinción que cosechó este poblado en el conjunto de la comunidad íbera afincada durante siglos en la Vega Baja.

La cultura de los íberos contó con importantes asentamientos en esta comarca y tras este descubrimiento podría confirmarse que ostentó un dominio considerable en todo el territorio.

Las excavaciones que se han emprendido hasta el momento en San Fulgencio no habían permitido llegar a conclusiones tan reseñables como las de ahora, pero sí pusieron de manifiesto la presencia de un complejo sistema urbanístico donde se aprecian las construcciones defensivas imperantes en la época.

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