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Reportaje:

La basura, en la distancia

El Consell busca salida a la crisis de los residuos mientras Barberá se queda al margen

Sara Velert

"Rita Barberá tiene el Oceanogràfic, nosotros la basura". De esta forma contestó el alcalde de Macastre, José Luis Sáez, a la alcaldesa de Valencia después de que ésta calificara de "insolidarios" a su pueblo y a Buñol por impedir el paso hacia el vertedero de Dos Aguas de los camiones con la basura de la ciudad y su área metropolitana. Este calificativo, junto a la acusación de que los alcaldes actúan movidos por intereses electorales, ha sido prácticamente la única manifestación pública de Barberá en dos semanas y media de conflicto en torno a las basuras de Valencia.

El bloqueo de Dos Aguas por los cortes de carretera en dos ayuntamientos cansados de soportar el paso diario de la maloliente carga recogida a 70 kilómetros de sus cascos urbanos, no ha variado la agenda de la alcaldesa. Mientras los desechos se acumulaban en la planta de Fervasa en Quart de Poblet y Aldaia hasta colapsarla, se buscaban rutas alternativas para el transporte y nuevos vertederos a los que llevar los residuos de la tercera ciudad en habitantes de España -más de 330.000 toneladas anuales-, Barberá ha seguido en la distancia las actuaciones en el conflicto del Consell, la Delegación del Gobierno y la Diputación de Valencia, y el cruce de acusaciones entre oposición y PP.

Las riendas en las negociaciones para buscar salidas al enfrentamiento las ha tomado el Consell. No es la primera vez, porque a mediados de 1996, con el cierre del vertedero de Basseta Blanca, el Gobierno autonómico ya asumió el control de la crisis de la basura que desbordó al extinto Consell Metropolità de L'Horta (CMH) y que puso de manifiesto el rechazo de numerosas poblaciones a cargar con los residuos de Valencia.

El pasado 4 de febrero, casi una semana después de que estallara el conflicto en Macastre, la alcaldesa, acompañada por el delegado del Gobierno, Juan Cotino -al que le llovían las críticas por las escoltas de la Guardia Civil a los camiones-, expresaba tras la apertura de un congreso de la Policía su confianza en que "el diálogo" y un auto del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) permitieran reanudar el tráfico si la basura se tapaba bien.

Ningún comentario más hasta tres días después, cuando en Valencia y otros ayuntamientos ya había quedado por recoger parte de la basura ante la saturación de Fervasa -del Ente Metropolitano de Tratamiento de Residuos, presidido por la concejal María Jesús Puchalt, del equipo de Barberá-. Al anunciar el consejero de Obras Públicas, José Ramón García Antón, las obras urgentes de las variantes de Buñol y Macastre, Barberá pasó al contraataque en una conferencia de prensa y tachó a los alcaldes de Buñol y Macastre, de EU, de "insolidarios". Y aseguró que los camiones salían de Valencia "completamente cerrados", una cuestión pendiente en el TSJ y a la que parece aferrarse la alcaldesa como remedio suficiente al problema. Pero el hecho de que el Consell haya seguido negociando y buscando vertederos para descargar la basura de Valencia evidencia que a los ayuntamientos afectados no les basta con que las lonas cubran los detritus. Por ello, el consejero de Medio Ambiente, Fernando Modrego, presentó el jueves pasado a Sáez y Minerva Gómez, alcaldesa de Buñol, una nueva oferta para desviar el tráfico por plataformas provisionales dentro de tres meses.

La propuesta no despertó el viernes la atención de la alcaldesa. Barberá dijo que no podía hacer declaraciones porque estaba atendiendo a los invitados a la recepción, con canapé y bebidas, por el nombramiento a título póstumo de Francisco Tomás y Valiente como hijo predilecto de la ciudad. Y antes de retomar la conversación con Juan Cotino, entre otros, remitió al teniente de alcalde, Alfonso Grau, quien al sustituirla en la habitual conferencia de prensa de los viernes, sólo se pronunció al ser requerido al respecto y se limitó a criticar a Buñol y Macastre.

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El ente metropolitano, que gestiona en Fervasa los residuos de Valencia y 45 municipios más, también ha mantenido silencio. Su presidenta, María Jesús Puchalt, a preguntas de este periódico, destacó el viernes que había gestionado "el transporte" de los residuos y calificó el enfrentamiento de "puramente electoral". Puchalt dijo que la situación "no tiene nada que ver con el ente". Lo contrario piensa la oposición, que dejó las nuevas organizaciones metropolitanas en octubre pasado al copar el PP los puestos en las comisiones de gobierno. El CMH fue disuelto por ley en diciembre de 1999 cuando el PP perdió su control a raíz de las elecciones municipales. Barberá pidió su sustitución por un órgano "mucho más eficaz", pero de la operación han resultado dos entes marcados por el enfrentamiento político, y están por construir las nuevas infraestructuras para la basura de Valencia y el área metropolitana, con un plan zonal de Medio Ambiente aprobado desde enero de 2002.

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Sobre la firma

Sara Velert
Redactora de Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1993, donde ha pasado también por la sección de Última Hora y ha cubierto en Valencia la información municipal, de medio ambiente y tribunales. Es licenciada en Geografía e Historia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, de cuya escuela ha sido profesora de redacción.

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