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Aznar y Blair presentan un plan alternativo para la reforma de la UE

Madrid y Londres cuestionan el proyecto franco-alemán

Carlos Yárnoz

Tony Blair y José María Aznar tienen ultimada una propuesta sobre el futuro de Europa diferente a la presentada en enero por Francia y Alemania en el capítulo institucional. En contra de la tesis franco-alemana, Londres y Madrid proponen que el presidente de la Comisión no sea elegido por la Eurocámara, sino que sea designado, como ahora, por el Consejo Europeo, es decir, por los líderes.

La propuesta hispano-británica llega en un momento en el que París y Berlín mantienen un duro pulso frente a Londres y Madrid en la crisis de Irak. Fuentes oficiales británicas y españolas confirmaron ayer en Bruselas que el documento está "prácticamente cerrado" y que será presentado en breve a la Convención sobre el futuro de Europa. Añadieron que, aunque no se trata de una respuesta frontal al elaborado por París y Berlín, sí intenta exponer "alternativas" al suscrito por el francés Jacques Chirac y el alemán Gerhard Schröder, porque "el eje franco-alemán es fundamental para Europa, pero no puede ser excluyente".

Esas alternativas son básicamente dos. En primer lugar, y como principal punto de discrepancia, Blair y Aznar defienden que el presidente de la Comisión siga siendo propuesto, como ahora, por el Consejo Europeo y que sea después la Eurocámara la encargada de ratificar o rechazar la designación. Eso sí, Londres y Madrid admiten que el Consejo Europeo tenga en cuenta los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo, que es lo que aprobó el Congreso del Partido Popular Europeo (PPE) en octubre en Estoril (Portugal).

El canciller alemán, Gerhard Schröder, partidario a ultranza del método federal para la UE, ha defendido en todo momento que el presidente de la Comisión lo elija directamente el Parlamento Europeo para darle una mayor legitimidad democrática. El primer ministro francés, Jacques Chirac, opuesto a la idea, acabó aceptándola a cambio de que Schröder aceptara por su parte la creación de un presidente estable de la UE durante cinco años (ahora cambia cada semestre), y de ese pacto básico surgió la propuesta franco-alemana.

Segunda discrepancia

Como segunda discrepancia de relieve, Londres y Madrid recelan de Berlín y París cuando éstos proponen que haya el presidente estable de la UE (una figura defendida por Aznar); un secretario general del Consejo, que jugaría un papel relevante en la preparación de las cumbres, y un ministro europeo de Exteriores, resultante de la fusión de los cargos del comisario de Relaciones Exteriores (Chris Patten) y del Alto Representante para la Política Exterior de la Unión (Javier Solana). "Queremos aclarar cómo puede ser la relación institucional entre las tres figuras para evitar solapamientos", aclara una fuente oficial española.

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España y el Reino Unido también quieren matizar la tesis franco-alemana de que, "en general", las decisiones en política exterior se adopten por mayoría cualificada, de forma que sólo se reserve el derecho al veto en cuestiones de seguridad y defensa.

Londres y Madrid, que hasta ahora han presentado ante la Convención una propuesta conjunta sobre la Europa social, han anunciado que presentarán otras más en las próximas semanas. Una de ellas, sobre la coordinación de las políticas económicas. Se configura así de forma más nítida un núcleo europeo para hacer frente al revitalizado eje París-Berlín.

Las actuales tensiones internas en la UE ya habían estado precedidas de importantes discrepancias en el foro de debate que preside el francés Valéry Giscard d'Estaing, que ahora pueden ser más profundas cuando se aborden asuntos que afecten al futuro de la política exterior y de seguridad común. Dada la situación, el propio D'Estaing ha planteado la posibilidad de extender los trabajos de la Convención más allá de junio, el límite que le habían dado los jefes de Estado y de Gobierno. En el Presidium u órgano directivo de la Convención se maneja el mes de noviembre para concluir el proyecto de Constitución europea, lo que trastocaría el calendario previsto para los trabajos de la Conferencia Intergubernamental, que, formada por representantes de los Gobiernos, tendrá la última palabra. Semejante retraso hará imposible el deseo de Italia de que, durante el segundo semestre de este año, cuando Silvio Berlusconi presidirá la UE, se firme en Roma el nuevo Tratado de la Unión.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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