_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Reglamento

La sesión de control mediante preguntas al Gobierno está supeditada al tiempo límite de cinco minutos. Una broma. Difícilmente el ministro interpelado podrá ser "cazado", valga la expresión. En el Diario de Sesiones de la Cámara se puede constatar que en el 99% de los casos se saldrá de rositas. Y no sólo eso. A poco que el interpelado tenga un mínimo de desfachatez, el diputado preguntón puede salir trasquilado y convertido de "acusador" en "acusado". Cinco minutos no da para nada. Y siendo el miembro del Gobierno quien tiene la última palabra, podrá lanzar toda la basura acusatoria y descalificadora sobre el diputado interpelante sin que éste tenga posibilidad de réplica para defenderse. Lo he denunciado en varias ocasiones: el Reglamento del Congreso, desde un principio, se elaboró desde el miedo, desde el temor que en la transición se tenía a que el Parlamento se convirtiese en una cámara viva, espontánea y no encorsetada a la hora de hacer uso de la palabra. Pesaba el recuerdo del parlamento de la República. No se tuvo en cuenta, sin embargo, la frescura y espontaneidad de la Cámara de los Comunes británica, un modelo de democracia parlamentaria.

El ministro Zaplana y ex presidente de la Generalitat -¡que sea por muchos años!- compareció el pasado miércoles para responder, entre otras, a una pregunta sobre su intervención en el caso de Aguas de Valencia. Es algo que todos los valencianos conocemos. A la pregunta concreta formulada por el secretario general del PSPV, Joan Ignasi Pla, el ministro Zaplana no respondió en su primera intervención. Y en la segunda y última, cuando Pla ya no podría responderle, se descolgó acusando a Pla de que eran los socialistas los que estaban vinculados a Aguas de Valencia y mantenían "una relación íntima con los dos directivos despedidos". Y comenzó una retahíla de acusaciones a los socialistas valencianos en la línea del socorrido "y tú más". Pero ya no había posibilidad de respuesta. Lo prohíbe el Reglamento. Un Reglamento que permite salir mejor librado cuando mayor sea la desfachatez del ministro interpelado. Se diría que se hizo pensando en ministros como Zaplana. Está hecho a su medida.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_