El yerno de Aznar intermedió en la toma de control de Metrovacesa
Alejandro Agag contactó con el grupo italiano Caltagirone, que ha lanzado la OPA
Alejandro Agag ha intervenido en la mayor operación inmobiliaria actualmente en marcha. El yerno del presidente del Gobierno puso en contacto a mediados de 2002 a la cúpula de Bami, que controla el 23,9% de Metrovacesa, con el grupo italiano Caltagirone para estudiar la entrada amistosa de éste en la inmobiliaria. Pero las conversaciones acabaron sin éxito, y Caltagirone y otro grupo italiano lanzaron por sorpresa en enero una oferta hostil para hacerse con el 75% de Metrovacesa, a espaldas de Bami, que ve peligrar sus planes de fusionar ambas inmobiliarias para liderar el sector.
Agag no ha tardado mucho tiempo en pasarse de la política a los negocios, y además a los negocios de altura. Tras abandonar el pasado año sus cargos como eurodiputado del PP, secretario general del PP europeo y de la refundada Internacional de Centro, fichó por el Banco Portugués de Negocios y sus buenos servicios no se han hecho esperar. El esposo de Ana Aznar, hija del presidente del Gobierno, ha intermediado en la mayor operación financiera actualmente en marcha: el intento de toma de control de la inmobiliaria Metrovacesa.
El pasado 22 de enero, los grupos italianos Quarta Ibérica, presidido por Francesco Gaetano Caltagirone, y Astrim, una firma milanesa participada por diversas entidades financieras encabezadas por la del empresario Alfio Marchini, presentaban una oferta pública de adquisición por el 75% de Metrovacesa. Los italianos ofrecen 1.230 millones de euros y amenazan con dar al traste con los planes de Bami, la inmobiliaria española que, en junio de 2002, pagó 550 millones de euros al BBVA por el 23,9% del capital, creyendo que ese porcentaje le bastaba para controlar la sociedad.
Pero los ahora rivales estuvieron a punto de ser socios. Según fuentes cercanas a las negociaciones, a mediados de 2002, el vicepresidente de Bami, Ignacio López del Hierro, coincidió con Agag, que preparaba entonces su boda con Ana Aznar. El yerno del presidente del Gobierno ya había dejado su carrera política en el PP para trabajar en el Banco Portugués de Negocios, entidad que también ofrece servicios de banca de inversión. Según explican fuentes conocedoras de estas conversaciones, Agag y López del Hierro hablaron de una eventual fusión con Metrovacesa, que ya estaba bajo el control de Bami, y de la posibilidad de buscar un nuevo socio que entrara en el capital.
Tras varias reuniones con el presidente de Bami, Joaquín Rivero, que también preside Metrovacesa, Agag utilizó sus contactos y, como representante del banco portugués, le presentó una lista con varios grupos con los que podía asociarse. Entre ellos se encontraba Caltagirone, la quinta constructora italiana, presidida por Franco Gaetano Caltagirone, un empresario cercano al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, y que la revista Forbes colocaba en el puesto 452º de la clasificación de los más ricos del planeta con una fortuna de 1.100 millones.
Alejandro Agag presentó a Rivero y Caltagirone, que se reunieron después del verano para negociar una posible compra por parte del italiano de hasta el 10% del capital de Metrovacesa, a cambio de que ésta comprara varios terrenos que Caltagirone tiene en Marbella y Mijas y en otras poblaciones de la Costa del Sol. Los italianos valoraron esos terrenos en unos 100 millones de euros, pero el precio y el canje por acciones de Bami le pareció excesivo a Rivero y las negociaciones se rompieron.
Según las citadas fuentes, el yerno de Aznar, que también mantiene buenas relaciones con el entorno de Berlusconi desde su etapa al frente del PP europeo, sólo intervino en la fase inicial de estos contactos, es decir, "en la parte amistosa", y no en la OPA (hostil a Bami), aunque no todas las partes implicadas comparten esta versión.
El 21 de enero pasado, cuando en Bami ya casi se habían olvidado las conversaciones con Caltagirone, las sociedades Astrim y Quarta volvieron a escena con una oferta hostil que ha puesto a Bami contra las cuerdas. En tanto, Agag se ha trasladado a Londres y se ha desvinculado completamente de la operación, según sus círculos más cercanos.
La guerra encarnizada por Metrovacesa, por la que compiten italianos y españoles, tardará al menos un mes en resolverse.
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