_
_
_
_
FÚTBOL | Finaliza una era en el Barcelona
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El calvario como vocación

Juan Villoro

Joan Gaspart, profesional de la caída, ha aceptado poner fin a su descenso. Tuvo una gestión desacreditada por cualquier taxista. El misterio de su agonía fue que durara tanto y ocurriera en las entrañas de una institución centenaria con una forma progresivamente rara de ser más que un equipo. Nadie duda del fervor barcelonista de Gaspart. Circundó el Bernabéu portando una bufanda blaugrana y se arrojó a un inclemente río inglés para celebrar el triunfo de Wembley. Por desgracia, también encarna el dictum de Oscar Wilde: "Todo hombre mata lo que ama". Esta rutina de Dr. Jekyll y Mr. Hyde fue una de las peculiaridades de un hombre que sufrió muchísimo por hacer sufrir muchísimo.

Más información
Joan Gaspart se rinde

Hubo épocas felices en que los directivos eran señores gordos a los que nadie conocía. Gaspart pertenece a la nueva estirpe de gestores que no pueden pasar inadvertidos. Quizá la folklórica presencia de Piterman en el Racing tenga algo positivo: por vía de la caricatura, transparenta las decisiones peligrosas que los poderosos toman en nombre del futbol. En una época ávida de especialistas, resulta inconcebible que el Barça carezca de un director deportivo responsable de los fichajes.

De poco sirve hacer escarnio de quien ya sufrió lo suficiente al fracasar desde el palco, ante el ojo insomne de la televisión. El más somero balance de la etapa Gaspart arroja un saldo deplorable. Incapaz de retener a figuras emblemáticas como Sergi, Figo y Guardiola, se equivocó de entrenadores y promovió fichajes incomprensibles. Luego de su evaporado tránsito por el Lazio y el Mundial, Mendieta parecía un muy improbable salvador del Barça; Rivaldo prefirió ganar menos en el Milan, y Riquelme fue recibido como si no tuviera visado y de vez en cuando recibiera un salvoconducto para salir al campo (el jugador que marcaba el ritmo del Boca y retenía el balón para matar de angustia a los rivales, parece tan ausente como debería estarlo De Boer). Un mal rollo de dimensiones metafísicas se fue apoderando de todo lo relacionado con el club, incluidos los llaveros que frotamos como talismanes desde la infancia (el mío de plano se rompió) hasta la noche fatídica en que una cabeza de cerdo fue lanzada en pos de Figo y Gaspart quiso convertir al ultrajado en agresor: "Vino a provocarnos".

No es una ironía menor que Antic, admirador de Milosevic y guía del Atlético y el Oviedo a Segunda, entrene a un Barcelona con posibilidades de balcanización y descenso. Gaspart se va antes del referéndum o la movilización popular. Mientras no haya un director deportivo, el empresario que surja como presidente tendrá que improvisarse como gestor de ilusiones. Un desafío mayúsculo en estos tiempos de irrealidad en que los colores blaugrana sólo adquieren prestancia cuando los usa Spiderman..

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_