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Adena pide que no se autorice la ampliación del puerto de Altea

El proyecto destruirá 42 hectáreas de zona protegida y amenaza dos especies marinas

El proyecto de ampliación del puerto de Altea tendrá graves repercusiones medioambientales, según indican dos informes realizados por las universidades de Alicante y Almería, sobre los que WWF Adena ha basado sus alegaciones. El colectivo conservacionista pide que "no se conceda" la autorización para iniciar las obras, ya que peligran 42 hectáreas de praderas de Posidonia oceánica y dos especies marinas que verán alterado su hábitat.

Miguel Ángel García, de WWF Adena en Alicante, asegura que la ampliación del puerto es "una barbaridad y una locura medioambiental que no se puede permitir". El proyecto, que se encuentra en fase de exposición pública, cuenta con un presupuesto inicial de 60 millones de euros y permitirá disponer de 300 nuevos amarres para embarcaciones amarradas a un nuevo espigón. El periodo para presentar alegaciones finaliza el próximo día 12 de febrero.

El colectivo conservacionista, en base a dos informes técnicos elaborados por profesores de las universidades de Alicante y Almería, presentará un conjunto de nueve alegaciones. Entre éstas destaca la que hace referencia a "la afección de forma crítica e irreversible" que sobre una superficie estimada de unas 42 hectáreas de pradera de Posidonia oceánica, especie protegida por la legislación valenciana, española y europea, y sobre otras seis hectáreas de Cymodocea nodosa tendrá la obra. El proyecto tampoco contempla los impactos que sufrirán las poblaciones de delfín mular y tortuga boba que verán alterado su hábitat natural, ya que aumentará el tráfico de barcos. Según WWF Adena tampoco se presenta ningún informe que calcule el impacto negativo que sobre el medio marino tendrá la contaminación química generada por las embarcaciones y los vertidos.

Pero la ampliación de la instalación portuaria no sólo incidirá en el medio marino, la prolongación hacía el sur del espigón principal del actual puerto afectará negativamente a la playa Cap Blanc y Racó de l'Albir, en las que "disminuirá su longitud y la calidad de sus aguas", según alegan los conservacionistas que critican también que no se calcule el impacto que sobre los recursos pesqueros tendrá esta nueva instalación.

El colectivo, por último, alega que el proyecto es "inconsecuente" con el Plan de instalaciones naútico deportivas, y consideran que es "incompatible" con la petición de fondos europeos que solicita la Generalitat para la conservación de lugares de interés comunitarios, como Serra Gelada y el litoral de la Marina Baixa que se verán afectados.

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