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Reptiles y aves han repoblado ya el corredor verde del Guadiamar

Las comunidades de aves y reptiles que habitan el corredor verde del Guadiamar han ido repoblando la zona tras el vertido tóxico de las minas de Aznalcóllar (Sevilla), según refleja un estudio realizado por científicos de la Universidad de Granada. El trabajo pone de manifiesto la existencia de 111 especies de aves y 18 de reptiles, entre los que se encuentran el galápago leproso o la culebra viperina. Este estudio se enmarca en el Programa de Investigación del Corredor Verde (Picover), puesto en marcha por la Consejería de Medio Ambiente y en el que participan unos 300 científicos para la investigación de las consecuencias del vertido tóxico.

El número de especies de aves dentro de los límites del corredor asciende a 111, de las cuales 67 han sido localizadas en época reproductora. Las más abundantes son el gorrión común, jilguero, verdecillo, mosquitero común, congujada y buitrón. Además de otras menos frecuentes como el martinete, o "vulnerables", como la espátula, el aguilucho lagunero y el calamón, según el Libro rojo de los vertebrados de España.

En el grupo de los reptiles, se han localizado seis especies en el corredor verde y 12 en zonas próximas, un número que varía según el medio por el que discurre el río. Así, en los tramos de dehesa se da la mayor biodiversidad y cae significativamente al homogeneizarse el medio con la entrada en el ambiente de marisma de Entremuros. Los anfibios y algunos mamíferos, como el ratón moruno y el ratón campestre, son los que más están utilizando estos medios artificiales.

Respecto a la población de galápago leproso del Guadiamar, el estudio refleja que "parece mantenerse estable" en varios puntos del río como puente de las Doblas, vado del Quema y cortijo Torre del Guadiamar. Para conseguir la repoblación de la zona, los científicos de la Universidad de Granada destacan la importancia del corredor ecológico, una alternativa beneficiosa sobre todo para el grupo de los vertebrados más ligados al medio terrestre, pues estos espacios se convierten en lazos de unión entre poblaciones con aislamiento genético debido a barreras geográficas.

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