Los campesinos de México exigen cambios en el tratado con EE UU
Miles de agricultores empobrecidos marchan a la capital para protestar
Miles de empobrecidos campesinos confluyeron ayer sobre Ciudad de México para exigir la renegociación del capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), firmado por Estados Unidos, Canadá y México, y que entró en vigor a principios de año. La masiva entrada de productos norteamericanos subsidiados y sin aranceles arruinará, según argumentan, a la mayoría de los 25 millones de mexicanos, de una población de 100 millones, que vive del campo.
Más de ocho millones de mexicanos trabajan en el campo, y el valor real de sus cultivos cayó hasta un 60%, de acuerdo con estudios privados. El 80% sufre pobreza y, si puede, emigra.
El Gobierno de Vicente Fox descarta la revisión del TLC, que entró en vigor en enero de 1994, excepto el capítulo agropecuario. No obstante, ha anunciado nuevos créditos y precios políticos en las facturas de electricidad y fuel. Portavoces del Congreso Agrario Permanente (CAP) amenazaron con un ultimátum de 45 días antes de proceder al bloqueo de puertos y fronteras. El TLC fue beneficioso en otros sectores industriales porque multiplicó los empleos en las cadenas de montaje establecidas en la frontera y las exportaciones, que pasaron de 38.000 millones de dólares en 1994 a 180.000.
El agro no observa los mismos resultados. Los manifestantes llegaron ayer pertrechados con la impedimenta de labranza y enseñando los dientes y los machetes. "Nos han convertido en pordioseros", clamaban. En diciembre un escuadrón a caballo asaltó el Congreso. Sus principales sindicatos obedecen a los opositores Partido Revolucionario Institucional (PRI), que busca un espacio en la socialdemocracia después de haber sido de derechas, de centro y de izquierda durante 72 años, y al Partido de la Revolución Democrática (PRD), de izquierda.
Independientemente de las divisiones sobre la estrategia a seguir contra el déficit de la balanza comercial y de los eventuales réditos proselitistas de las marchas, las reclamaciones campesinas se acompañan de datos. Difícilmente puede haber competencia en paridad cuando un agricultor estadounidense recibe de su Gobierno un promedio de 20.000 dólares anuales en subsidios y un mexicano apenas 800 dólares. Durante los nueve años de vigencia del TLC, México importó 78.000 millones de dólares en alimentos, 23 veces la partida asignada por el Gobierno al fomento del campo, según Manuel Ángel Gómez Cruz, sociólogo de la Universidad Autónoma Chapingo (UACH). "El TLC ha ocasionado la transformación más drástica y profunda de la historia de la agricultura mexicana".
Los puestos de trabajo perdidos en ese período ascienden a 1.780.0000, según los sindicatos. El 40% de los porcicultores y el 24% de los cultivadores de patata habrían abandonado. El pasado 1 de enero entró en vigor el capítulo agropecuario del TLC y se eliminaron los aranceles a numerosas exportaciones de Estados Unidos, incluyendo trigo, arroz, productos lácteos, pollo, cerdo y manzanas. El gravamen a otros productos como maíz, frijoles y azúcar es reducido anualmente hasta desparecer en el año 2008.
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