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Pepe de Lucía defiende en Bilbao la innovación en el mundo del flamenco

Pepe de Lucía (Algeciras, 1945) se ha embarcado en el proyecto de retomar varias de las canciones que ha compuesto en las últimas décadas e interpretarlas acompañado por ilustres colegas. El corazón de mi gente, que acaba de ver la luz de la mano de Pep's Records, es el primero de los discos que obedece a esa intención, y su promoción le acercó ayer a Bilbao, donde dejó clara su pasión por el flamenco.

El compositor, cantaor y productor gaditano, a quien le hubiera gustado ser decorador, apuesta no sólo por cantar bien, sino por "expresar, sentir, echar el alma fuera, romper la voz, el pecho, sin perder nunca la compostura y proyectando tu verdadera personalidad". Eso ha procurado en la nueva grabación, que recoge nuevas adaptaciones de diez temas suyos, como Del sur a Cataluña, popularizado en su día por Tijeritas, o Al alba, inmortalizado por Camarón.

"El corazón de mi gente reúne los temas que más me ilusionan, aquellos en los que más corazón he puesto y los éxitos que más han recorrido el panorama flamenco. Casi todos son muy conocidos dentro de esta cultura mía", asegura el autor de Buana buana kin kon y Loco loquito.

Camarón

Para reivindicar la autoría de esas canciones, en muchos casos dadas a conocer por otros cantantes, se ha hecho acompañar por guitarristas como Vicente Amigo, Niño Josele, José Manuel Cañizares y Tomatito. Y por cantantes como Manzanita, Parrita, Remedios Amaya, Camela y su propia hija, Malú. Sólo se echa en falta a su hermano, el célebre Paco de Lucía. "No estaba aquí, estaba en su casa de Yucatán. Hace tiempo que no le veo, pero de cualquier modo está presente, aunque sea en el corazón, o por alguna que otra idea que me ha dado por teléfono", aclara Pepe de Lucía.

En la interpretación huye de la cerrazón purista y, retando a los flamencólicos, se atreve a introducir programaciones y loops. Una nueva prueba de que está por la renovación continua del flamenco. "La música, como parte de la cultura, tiene que innovar y renovarse, y tiene que alumbrar corrientes nuevas, frescura. El purismo se queda estancado en unas bases y en unas estructuras que pertenecieron a grandes maestros de los que siempre quedará la huella de su sabiduría, pero la savia nueva también tiene que florecer", asegura.

"Casi siempre he hecho algo que amplíe las fronteras y el horizonte del flamenco. Éste es ahora aceptado, conocido y entendido por mucha gente de todo el mundo porque se ha salido un poco de la jondura y de la tradición, se ha innovado, con el respeto y la humildad de todos mis compañeros. El flamenco se puede fusionar, por ejemplo, con músicos de blues o de jazz, porque son sentimientos muy parejos", concluye un autor que reconoce en Camarón al mejor intérprete de su obra. "Era un genio, y gente de todos los campos de la música le admiran. Cuando yo le hice el último disco a Camarón, el de Potro de rabia y miel, Mick Jagger llegó a Madrid y quería conocerle. Los genios se entienden".

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