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El Parlamento holandés critica a la ONU por la peor matanza de la guerra de Bosnia

Isabel Ferrer

La investigación parlamentaria holandesa sobre la matanza de Srebrenica, la localidad de mayoría musulmana en Bosnia-Herzegovina donde el Ejército serbio aniquiló a más de 7.000 varones en julio de 1995, criticó ayer al Gobierno de La Haya por no haber estado a la altura de una misión de paz de la ONU. Según la comisión encargada de estas diligencias, el general Hans Couzy, jefe del Ejército de Tierra hace ocho años, habría ocultado además información al Ministerio de Defensa para evitar críticas a sus soldados, encargados de proteger a la población. Convertida en uno de los capítulos más oscuros de la historia reciente de los Países Bajos y en la peor matanza de la guerra de Bosnia-Herzegovina (1992-1995), la caída de Srebrenica generó un auténtico trauma nacional todavía no superado.

Otro estudio similar, presentado el pasado mes de abril por el Instituto para la Documentación sobre la Guerra, organismo oficial, provocó la caída de la coalición de centro-izquierda del entonces primer ministro socialista, Wim Kok. El valor simbólico de esta nueva investigación es, sin embargo, muy superior. No sólo pretende cerrar por fin la herida de Srebrenica. Ha sido la primera vez que una comisión parlamentaria logra investigar en Holanda la actuación de políticos y militares durante un conflicto armado y ha repartido críticas en ambos estamentos. Así, mientras el general Couzy mostraba mayor lealtad a las Fuerzas Armadas que al Ministerio de Defensa al guardarse información, su titular, Joris Voorhoeve, no habría hecho valer su autoridad para exigirle al jefe militar los datos que precisaba.

Juzgar a Karadzic y Mladic

La comisión critica también a la ONU por no haber protegido a los civiles en Srebrenica, "amparados por unos 200 cascos azules holandeses con pocas armas que nunca hubieran podido contener a los soldados serbios". Aunque consideran responsables directos de la matanza al jefe de los serbios de Bosnia, Radovan Karadzic, y a su jefe militar, el general Ratko Mladic, los investigadores instan en sus conclusiones al Gobierno holandés para que haga lo posible por entregarlos a la justicia. Acusados de crímenes de guerra y contra la humanidad, ambos están reclamados por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia. En rebeldía, los dos han asegurado que no piensan entregarse a los jueces.

El estudio del Instituto para la Documentación sobre la Guerra no convenció en abril a las familias de las víctimas, que consideraron al Gobierno holandés responsable de lo ocurrido. La nueva investigación parlamentaria puede verse como un juicio político valioso para los holandeses, el capítulo que faltaba para cerrar el trágico caso de Srebrenica. Lo que está por ver es si ello ayudará a los supervivientes a reclamar una compensación por la pérdida de más de 7.000 de sus padres, hijos, hermanos y maridos.

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