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Reportaje:

El siglo del humo

Un estudio documenta y analiza el auge y la leve caída del tabaquismo en España entre 1910 y 1990

La droga del siglo XX fue el tabaco. Por eso es normal que la historia del tabaquismo en España coincida con la historia del país. Así lo refleja un estudio del investigador del Instituto Catalán de Oncología Esteve Fernández. El estudio, sobre la prevalencia del tabaquismo en España entre 1910 y 1990, se publica hoy en la revista científica European Journal of Cancer Prevention.

Lo primero que se aprecia en el trabajo es que España llegó tarde al tabaquismo (como a tantas cosas). Si en Europa el desarrollo de la epidemia se produjo durante la I Guerra Mundial (1914-1918), España tuvo que esperar a la Guerra Civil (1936-1939). Hasta entonces, fumar era un signo de distinción sólo accesible a la gente con dinero. "Se fumaba en pipa, y la picadura, pero no mucho. Además había que liarlo, y así se fuma menos", explica Fernández, que afirma que en la I Guerra Mundial y en la Guerra Civil los soldados, junto con la comida, recibían cigarrillos: "Hay estudios que indican que en España fumaba un 90% de los combatientes". De algo había que morir.

La máquina de liar cigarrillos ayudó al despegue. El primer modelo se inventó en EE UU en 1875, pero se implantó definitivamente en España en los años treinta del siglo XX. Si un obrero producía 150 cigarrillos por hora, la máquina elaboraba hasta 3.500 cigarrillos en ese tiempo.

Las consideraciones históricas son sencillas. Lo difícil es ponerles una cifra, un porcentaje de fumadores. Fernández explica la metodología que ha seguido su grupo: "Tomamos las encuestas nacionales de salud de 1993, 1995 y 1997. [En 1999 el Ministerio de Sanidad no realizó la encuesta.] En las 33.223 entrevistas consta la edad, cuándo empezaron a fumar, cuándo lo dejaron... Con los datos del censo desde 1910 hasta 1990, y aplicando la corrección por el exceso de mortalidad atribuible al tabaco, se calcula cuánta gente fumaba en cada año y cuánto fuma cada generación".

El tabaquismo siguió aumentando en la postguerra, siempre entre los hombres, que cada vez comenzaban a fumar antes. Muy pocas mujeres lo hacían. "En una sociedad muy conservadoray estaba mal visto que la mujer fumara. Muy pocas se permitían saltarse las convenciones sociales", afirma Fernández. En 1960 ninguna de las cohortes femeninas (grupo de mujeres nacidas en una misma década) superaba el 3,3% de fumadoras. En los hombres, fumaba el 60,3% de los nacidos entre 1920 y 1929. Tenían entre 31 y 40 años.

No pasaba así en Europa ni en EE UU, donde vivieron en los años cuarenta la explosión del tabaquismo femenino. "En la II Guerra Mundial las mujeres tienen que ir a las fábricas, comienzan a trabajar y fumar", dice Fernández. En los años cincuenta se demuestra que el tabaco mata.

En España la eclosión femenina llega a finales de los sesenta y principios de los setenta: "En esa época la industria comprende que el número de fumadores no puede aumentar y se dirige a las mujeres, sobre todo con la introducción del tabaco rubio. La industria dice que es menos perjudicial. En los anuncios aparecen mujeres en el trabajo, al lado de hombres. Todos fuman y transmiten un mensaje de igualdad", cuenta Fernández. Las primeras mujeres que fuman son las universitarias y las trabajadoras, no las amas de casa.

También contribuyó la disminución drástica del precio que la industria aplicó a partir de 1969. El precio del tabaco hoy es similar al de los años sesenta, según un estudio del profesor del Instituto de Economía y Salud de la Universidad Pompeu Fabra Ángel López Nicolás.

El cénit de la epidemia se alcanza en 1980. Ese año, fumaba el 68% de los hombres que nacieron entre 1950 y 1959 (tenían entre 21 y 30 años). En ese momento comienzan las campañas de concienciación y la legislación. El tabaquismo disminuye entre los hombres, aunque sigue creciendo entre las mujeres. La tendencia hoy es parecida. "El porcentaje de hombres fumadores disminuye, y el de las mujeres se estabiliza, aunque el dato es engañoso. Muchas mujeres lo están dejando, pero muchas jóvenes se incorporan. El número permanece estable, pero las jóvenes siguen fumando", afirma Fernández.

El precio de la epidemia es alto. Sólo entre 1978 y 1992, unas 600.000 personas murieron en España por el tabaco, según cita el estudio. La mayoría, por cáncer de pulmón. Según el Ministerio de Sanidad, en 1998, 55.613 personas murieron por el tabaco. La cifra supone el 16% de todos los fallecimientos de gente de más de 35 años. El 92,5% de las muertes fueron de hombres y el 7,5%, de mujeres. El porcentaje de mujeres aumentará. "Sabemos, porque ha pasado en otros países, que en 10 ó 15 años, las muertes por cáncer de pulmón en mujeres superarán a las producidas por el cáncer de mama, que actualmente es el primer cáncer en mujeres. Es lo que ocurre ya en EE UU".

Si los expertos hacen esas predicciones es porque la epidemia se repite, con algún retraso, en todos los países. Hay cuatro fases en la difusión del tabaquismo. En la primera, fuman los hombres; en la segunda, las mujeres comienzan a fumar; en la tercera se estabiliza el consumo masculino y aumenta el femenino, y sólo en la cuarta disminuyen ambos. "España está al final de la tercera fase, aunque no se sabe cuánto puede durar", afirma Fernández.

Este retraso explica, según Fernández, que España esté lejos de EE UU en la lucha contra el tabaquismo: "En 1971 Nixon declaró la guerra al cáncer y EE UU tomó conciencia del problema. El plan español contra el tabaquismo es una buena herramienta. Esperemos que se aplique".

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