Francesco Gaetano Caltagirone, la irresistible ascensión de un empresario
El apellido viene de Sicilia, donde da nombre a una localidad famosa por sus cerámicas, pero Francesco Gaetano Caltagirone, el empresario que acaba de lanzar la OPA sobre Metrovacesa, nació en Roma hace 60 años. Su imperio familiar, que se inició hace 16 años con la compra de Vanini Spa, especializada en la construcción de infraestructuras y en la industria del cemento, se ha afianzado en la industria con la compra en 1992 de la cuarta firma cementera italiana, Cementir, y se ha extendido, a partir de 1996, al sector editorial, hasta convertir a los Caltagirone en una de las familias más importantes del centro-sur italiano.
El patriarca es un hombre reservado y poco dado a frivolidades mediáticas, del que no existen muchas fotografías en circulación. Casado y padre de tres hijos: Francesco, Alessandro y Azzurra, colocados los tres al frente de distintas sociedades del grupo. Azzurra se ha hecho famosa por su relación estable con el divorciado Pierferdinando Casini, presidente de la Cámara de los Diputados, que milita en la coalición de centro-derecha, hoy en el poder en Italia. Azzurra, que no ha cumplido 30 años, es, además, una empresaria importante, responsable del lanzamiento hace poco más de un año de Leggo, diario gratuito que se distribuye en las estaciones de las principales ciudades italianas y supera las 800.000 copias.
Hasta ahora, la élite financiera italiana había mirado por encima del hombro a Caltagirone, considerándolo -pese a la solvencia económica de sus empresas- un parvenu, un rico de nueva hornada ligado a la región Centro-Sur. Últimamente, sin embargo, las cosas han empezado a cambiar. Por una sencilla razón: mientras los negocios de muchas de las grandes familias del capitalismo italiano se mantienen a flote gracias a descomunales préstamos bancarios -caso de los Agnelli-, Caltagirone disfruta de una envidiable posición económica y de una liquidez que le ha permitido hace un par de años, introducirse en el entramado accionarial de varias firmas del selecto Norte, como Compart, Hdp, y el banco de negocios Mediobanca, y hacerse en 2001 con el control de la cementera turca Cementas. Tanto es así que más de un analista ha apuntado ya la posibilidad de que el empresario romano llegue a sentarse en el Consejo de Administración de Mediobanca, de cuyo consejero delegado, Vincenzo Maranghi, es, dicen, buen amigo.
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