Los jóvenes alemanes y franceses desean más cooperación
El segundo idioma extranjero más importante para los franceses es el español. Dos tercios de los estudiantes de secundaria lo han escogido como segunda lengua. La primera es el inglés, desde luego. Se trata de una simpatía cultural por España que no se compadece con nuestra influencia política y económica en Francia. Por el contrario, esos mismos jóvenes estudiantes optan por la lengua alemana en proporción bastante menor: el 9% escoge alemán como primer idioma extranjero y el 17% como segundo, según datos del Ministerio de Educación francés.
Esto no dice mucho de la comunicación entre dos pueblos llamados otra vez a convertirse en el eje clave de la Unión Europea. La enseñanza del alemán ha bajado en Francia a lo largo de las tres últimas décadas. Se alegan para ello desde la dificultad del aprendizaje de este idioma, que lo reduce a los alumnos de mayor nivel académico, hasta la pérdida de importancia de las materias en que era lengua de referencia (las ciencias humanas, la filosofía y la literatura), suplantadas por la economía y la tecnología, ambas dominadas por el inglés.
Por el contrario, los dos países han alimentado una corriente importante de intercambios entre jóvenes gracias a la Oficina Franco-Alemana para la Juventud. Más de siete millones de ellos se han beneficiado de este invento, hijo precisamente de ese Tratado de El Elíseo, cuyo 40º aniversario se conmemora hoy, dotado con un generoso presupuesto (20,5 millones de euros para 2003) que se alimenta con contribuciones paritarias de los dos países.
500 estudiantes debaten
De este vínculo ha salido la convocatoria para que 500 estudiantes de secundaria, franceses y alemanes, se reúnan mañana en la cancillería de Berlín para debatir con Schröder y Chirac sobre la relación bilateral y el futuro de Europa.
Los programas de la entidad en cuestión afectaron a 200.000 personas el año pasado, una parte de ellos en intercambios culturales y en aprendizaje de la lengua del otro, pero otra parte considerable en actividades destinadas a jóvenes profesionales, formación de demandantes de empleo y las llamadas "becas Voltaire", que permiten a los estudiantes de niveles elevados pasar varios meses en un centro educativo del otro país.
Los jóvenes franceses y alemanes tienen "una visión positiva" del otro y desean una cooperación más estrecha, según un sondeo encargado por la citada oficina. Aun así, más de la mitad de los jóvenes encuestados lamentan sus escasos conocimientos sobre el país vecino.
El 54% de los interrogados en Francia no consigue evocar una imagen precisa cuando se les pregunta por Alemania (el 14% contestan que es "un país" y el 11% cita la II Guerra Mundial). La mayoría de los jóvenes alemanes explican Francia evocando París, la cocina y el vino.
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