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El arquitecto del Bazar España dice que Urbanismo le exigió "mantener" el muro

Recuenco reconoce que Inmobiliaria Osuna actuó a sus espaldas

El arquitecto que diseñó y dirigió la demolición del antiguo Bazar España para Inmobiliaria Osuna, Luis Recuenco, alegó ayer en el juicio que se sigue en Sevilla que fue la Gerencia de Urbanismo primero, y la Consejería de Cultura después, quienes le obligaron a "mantener" en pie el muro que, meses más tarde, el 31 de diciembre de 1998, cayó trágicamente provocando la muerte de cinco personas. Recuenco, ante las incisivas preguntas del fiscal José Escudero, reconoció que Osuna tramitó a sus espaldas una segunda licencia de demolición.

"Llevo cinco años callado y hoy pido permiso al tribunal para explayarme". Así arrancó ayer su declaración Luis Recuenco, el arquitecto encargado por Inmobiliara Osuna para la redacción y ejecución de los proyectos de demolición y construcción del solar del antiguo Bazar España, en el límite del casco histórico de Sevilla.

Recuenco defendió el buen estado del muro, aunque desplazó su responsabilidad sobre la decisión de mantenerlo en pie a la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla, a la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura, y a la propia inmobiliaria, que pactó a sus espaldas con los técnicos municipales una segunda solicitud de licencia de demolición.

El arquitecto negó primero el estado de ruina del solar, pese a que éste fue certificado en un proceso judicial que duró 20 años (de 1977 a 1997). "No se debe confundir la ruina legal con la física", argumentó Recuenco.

Respecto a los informes de dos peritos que, en los años 80 constataban la citada ruina, el arquitecto defendió que ambos exámenes señalaban el buen estado estructural del muro, una excepción al conjunto de lo edificado.

Recuenco explicó también que el director técnico de la Gerencia, Juan García Gil, igualmente acusado en el juicio, le hizo "indicación" en una reunión previa a la redacción del proyecto para que mantuviera en pie el muro mientras se realizaban las catas arqueológicas, por estar el solar en el conjunto histórico. Era una medida excepcional ya que, para evitar solares, en el centro de Sevilla es obligatorio conceder simultaneamente las licencias de demolición y construcción, una tesis desmontada por otro informe del jefe del servicio de conservación de la Gerencia, Morales Hevia, que excluía expresamente del conjunto histórico al solar, por lo que no había que conservar el muro.

"Si Urbanismo y Cultura no lo hubieran indicado, yo habría tirado el muro. Era más fácil, más cómodo y más barato que mantenerlo en pie", dijo Recuenco.

También reconoció el arquitecto que Osuna solicitó una segunda licencia de demolición firmada por su arquitecto técnico. Mientras la original, suscrita por Recuenco, llevaba un mes en el limbo administrativo; la nueva solicitud, gestionada a espaldas del acusado, fue concedida en tres días, con al acuerdo expreso de conservar el muro. "Le hicieron una jugada, por decirlo elegantemente", señaló Escudero.

Finalmente, el fiscal dejó una duda en el aire: "Si la licencia impedía tirar el muro, pero con él en pie no se podía construir, y la demolición interior se completó en abril de 1998, ¿cómo no se solicitó una nueva licencia para tirarlo antes de diciembre, lo cual habría evitado el accidente?". "Es una irregularidad. Ahí hubo un vacio administrativo", reconoció Recuenco.

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