La sala Amárica se despide con una exposición de la obra y las aficiones de Jean Verame

La sala Amárica de Vitoria presentó ayer su última exposición antes de convertirse en la sede de las Aulas Culturales de la Tercera Edad. Con la desaparición de este espacio concluye una trayectoria de trece años y medio dedicada principalmente a exhibir la obra de jóvenes creadores locales y foráneos. Las muestras que se inauguraron ayer son simultáneas y complementarias: La toma del cielo y de la tierra, de Jean Verame, un conjunto de fotografías, acrílicos y pequeñas esculturas, y La colección de juegos del mundo, con naipes, dominós, dados y otras piezas del artista belga.

Jean Verame es un pintor conocido por sus intervenciones en la naturaleza. Sus trabajos de rocas pintadas en playas y desiertos de Europa, América y África son populares, tanto que no faltan las referencias a sus intervenciones en las guías de viajes de Egipto (por su obra en la península del Sinaí) y Marruecos (por sus rocas pintadas en el Atlas).

Verame presenta en Vitoria hasta el próximo 12 de febrero fotografías de estas y otras acciones pictóricas, además de pinturas de gran formato y pequeñas esculturas en las que la referencia a sus intervenciones en el paisaje son dominantes. En su mayor parte, las fotografías muestran grandes extensiones de piedras erosionadas pintadas de azul, con franjas en rojo, que sorprenden en panoramas áridos y desérticos.

La exposición de estas 80 obras cuenta con un complemento personal: la exhibición en público por primera y última vez de la colección de juegos que el artista belga ha ido recopilando a lo largo de su vida. Unas cincuenta vitrinas presentan naipes, canicas, palillos, dominós, todo el repertorio de los llamados juegos de sociedad.

Esta muestra clausura una actividad que comenzó en junio de 1989, cuando la sala Amárica abrió sus puertas a la última creación contemporánea. Nacía como un espacio para las exposiciones temporales que no tenían cabida en el Museo de Bellas Artes de Vitoria, además de un lugar donde ir mostrando la colección de arte contemporáneo que, con los años, se convertiría en el embrión del Artium.

La inauguración de esta pinacoteca, en abril de 2002, fue la puntilla para la sala Amárica, a pesar de la protesta de un grupo de ciudadanos y el colectivo de artistas locales que veían con preocupación el cierre de un espacio de estas características.

La Plataforma Amárica (que es como se denominó este colectivo) llegó a recibir el respaldo de más de 5.000 firmas para presentar una iniciativa popular en las Juntas Generales de Álava. La propuesta fue rechazada por el parlamento foral, con los votos de PP y PSOE, y la sala Amárica ha vivido medio año de muerte anunciada con una serie de exposiciones incoherentes con la trayectoria anterior, exposiciones que anunciaban la clausura que ayer hizo oficial el diputado foral de Cultura, Pedro Sancristóval.