Nostalgia de la Ilustración
La Real Sociedad Económica de Amigos del País expone su archivo, una memoria de la Revolución Industrial en Valencia
El cultivo de la mandarina, la introducción del cacahuete y el níspero, la utilización del guano como abono; la fundación del Conservatorio, la Feria de Muestras o la primitiva Caja de Ahorros y Banco de Socorros de Valencia, instituida en 1842 y desvanecida cinco lustros después, son usos, eventos e instituciones que jalonan la historia de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Valencia. Una exposición inaugurada ayer en Valencia recoge las pruebas documentales, la indumentaria o los instrumentos científicos acumulados por la económica en 225 años de historia y que acreditan la poderosa influencia ejercida por la asociación de notables para el fomento de la Ilustración y el progreso en el antiguo Reino de Valencia.
El rey Carlos III fue el impulsor de las sociedades económicas que todavía perviven en una docena de capitales españolas y que se han extendido en las últimas décadas a tres países iberoamericanos. El Consejo de Castilla pretendía extender la Ilustración entre la población y optó por fundar entidades de utilidad pública para promocionar las bondades del progreso.
La Real Sociedad de Amigos del País de Valencia se fundó en 1776 con vocación de irradiar la racionalidad y la renovada pasión por el conocimiento que se consagraba a lo largo del Siglo de las Luces sobre el territorio que abarcaba el antiguo Reino de Valencia.
La redacción definitiva de los primeros estatutos de la entidad se demoró casi una década para adaptar sus objetivos a la percepción centralista del Estado, de corte francés, que los primeros borbones arrastraban consigo. De hecho, Carlos III recortó las aspiraciones iniciales de los primeros socios de la económica y redujo formalmente su ámbito de influencia a la ciudad de Valencia.
"La fuerza de los hechos se impuso finalmente", comentó ayer Francisco Oltra, actual director de la económica, con la potencia de la Revolución Industrial durante el siglo XIX.
Entre un telescopio reflector de 1750 construido en Londres por James Short, "el mejor de su época", y una casaca de hombre del siglo XVIII tejida y bordada exclusivamente con seda natural, Oltra identificó la económica con "una especie de ONG" de su tiempo que se caracterizó por impulsar varios proyectos ilustrados y tutelarlos en sus primeros pasos para cederlos a otros gestores una vez consolidados.
La económica fundó en 1879 el primer Conservatorio de Música de Valencia; convocó exposiciones de carácter local sobre asuntos desde la Industria, en 1820; hasta las Máquinas y Motores, en 1880. Las primeras muestras regionales, entre 1867 y 1921, abonaron el camino a la actual Feria Muestrario, que adquirió el rango de Internacional en 1925.
Los socios impulsaron la primera escuela de comercio para mujeres; el Jardín Botánico de Valencia, que dirigía Félix Pizcueta, también director de la sociedad; o la primera biblioteca popular.
La actual Bancaixa también fue originalmente impulsada por la económica. El fracaso de la Caja de Ahorros y Banco de Socorros de Valencia, que ofrecía una rentabilidad del 4% por los depósitos y vendía dinero a un interés del 6%, no fue óbice para la posterior institución en 1877 de una Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Valencia a raíz de un informe elaborado por Juan Navarro Reverter.
El Marqués de Campo, el alcade de Valencia que impulsó el primer ferrocarril y la red de aguas potables en la ciudad, estuvo a punto de controlar la nueva caja desde la dirección de la económica, pero no logró su objetivo.
La exposición que alberga la Fundación Cultural Bancaja cobró cuerpo cuando la económica empezó a ordenar y microfilmar su biblioteca y archivo, su "único patrimonio", en palabras de Oltra. Está previso que el archivo se condense en discos accesibles a los investigadores de forma gratuita de acuerdo con los principios de la sociedad en un auténtico ejercicio de nostalgia de la Ilustración.
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