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La inflación amenaza la economía española

Los economistas discrepan sobre las causas de la espiral, mientras el Gobierno rehúye políticas contra la subida de precios

Jesús Mota

La economía española ha cerrado 2002 con un crecimiento espectacular del índice de precios, el 4%, el doble del objetivo previsto por el Gobierno. La inflación es, de nuevo, un desequilibrio grave, que se está traduciendo ya en una pérdida continua de la competitividad de los productos españoles en los mercados internacionales y en un factor de inquietud para los asalariados. Pero no hay un solo diagnóstico sobre la inflación española. Los economistas discrepan sobre sus causas, aunque sí están de acuerdo en sus nocivas consecuencias y en que la tesis del Gobierno -el diferencial de inflación se debe al mayor crecimiento- es errónea.

La política monetaria del BCE es expansiva; la política presupuestaria española, con operaciones extrapresupuestarias y reducción fiscal, también
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Diagnósticos y remedios equivocados

España es el enfermo de Europa en inflación. Cerró el año 2002 con una tasa de inflación del 4%, el doble del objetivo previsto por el Gobierno, y por el Banco Central Europeo (BCE) como límite máximo al crecimiento de los precios en la Unión Económica y Monetaria (UEM). La opinión general de los mercados considera el 4% como un indicador catastrófico. Las empresas que producen bienes comerciables, es decir, que entran en competencia con productos de otros países en mercados comunes, sufren pérdidas constantes de competitividad. Según cálculos empresariales, las exportaciones españolas habrían perdido en torno a tres puntos de cuota de mercado en Europa desde 1999.

Las rentas salariales también se están viendo perjudicadas por el crecimiento de los precios, y los bancos y cajas de ahorro están atrapados en una situación de tipos de interés por debajo de la inflación real, que dificulta la remuneración de sus productos. El creciente número de damnificados por la espiral inflacionista observa que las políticas económicas no son antiinflacionistas. La política monetaria -responsabilidad del BCE- es expansiva; la política presupuestaria española, si se consideran las operaciones extrapresupuestarias y las reducciones de impuestos, también. Una conclusión extendida es que el equipo económico no se toma en serio la inflación.

El diagnóstico de las causas inflacionistas no es unánime. Emilio Ontiveros y José Luis Feito, representantes de las dos visiones más opuestas sobre el origen del diferencial de inflación español, exponen a continuación sus argumentos sobre el debate económico del momento. Segundos fuera.

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