Más de 100.000 personas protestan en Washington contra una guerra en Irak
Manifestaciones en las principales capitales del mundo por la política belicista de Bush
Más de 100.000 manifestantes, quizá hasta 200.000, se concentraron ayer en la explanada del Capitolio, en Washington, para oponerse a la invasión de Irak. Fue el acto central de una jornada internacional contra la guerra y una demostración de que el movimiento antibelicista ha adquirido fuerza en EE UU. La marcha se produjo en un fin de semana prolongado hasta el lunes por la fiesta que conmemora al activista negro Martin Luther King, y congregó bajo un frío polar a ciudadanos de todas las edades. En Europa, las manifestaciones más importantes se dieron en Londres, París y Moscú.
En Washington, el termómetro estaba muy por debajo de los cero grados, y los organizadores de la manifestación temieron durante la semana que el frío resultara disuasorio y redujera la participación. Reunir a más de 30.000 personas se habría considerado un éxito. La policía esperaba unas 20.000. Pero esas previsiones fueron largamente superadas. Cientos de autocares llegaron a la capital de Estados Unidos, algunos tras viajar 24 horas, desde decenas de ciudades de la costa atlántica y del sur. Según Answer, la organización que coordinó la convocatoria, fueron más de 500.000 las personas que desfilaron por delante del Capitolio para exigir al presidente George W. Bush que no cambiara "sangre por petróleo" y optara por una solución pacífica.
Por encima de gorros y bufandas se alzaban pancartas que reclamaban "el desarme de Bush", que criticaban "una guerra inmoral" y calificaban a EE UU de "Estado delincuente". En la tribuna levantada ante la sede del Congreso, el primer orador fue Ron Kovic, el veterano de Vietnam cuya historia inspiró el libro y la película Nacido el 4 de julio. Kovic dijo que se cumplían 35 años desde que fue herido y quedó inválido, y reclamó "un renacimiento del auténtico espíritu americano". Ramsey Clark, que fue fiscal general con el presidente Lyndon B. Johnson, afirmó que existían "razones sobradas" para impulsar un "impeachment" parlamentario contra Bush que le apartara de la Casa Blanca.
La actriz Jessica Lange denunció a Bush por "utilizar el impacto de los atentados del 11-S para sus propios fines políticos". Jesse Jackson, que fue ayudante de Martin Luther King, dijo que había que acabar con el terrorismo "en lugar de extenderlo con una guerra". El congresista demócrata por Nueva York Charles Rangel envió un mensaje en el que recordaba que había pedido la reimplantación del servicio militar obligatorio "para que los hijos de los ricos vayan también a la guerra". "Muchos políticos lo pensarían dos veces si fueran sus hijos los que tuvieran que combatir en Irak", dijo. La manifestación de San Francisco empezaba a formarse cuando acabó la de Washington. Varias decenas de miles de personas se congregaron en la ciudad californiana.
En Londres, un grupo pacifista subastó en la calle objetos y ropas sacados de Irak ilegalmente para resaltar los "desastrosos efectos" del embargo sobre el país. También hubo una concentración frente al aeropuerto irlandés de Shannon, utilizado por el Ejército de EE UU. En Alemania, hubo protestas en Rostock, Heidelberg, Colonia y Hamburgo. En Moscú, cientos de militantes comunistas se manifestaron frente a la Embajada de EE UU. En París, 6.000 personas lo hicieron bajo el lema "No a la guerra contra Irak, sí a un mundo de justicia, paz y democracia". También hubo manifestaciones en puntos tan dispares como São Paulo, Tokio, Rabat y El Cairo.
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