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Entrevista:MANUEL FRAGA | PRESIDENTE DE LA XUNTA DE GALICIA | ENTREVISTA

"Espero y pido a Dios no dejar en herencia una derrota electoral"

Recibe de pie, parapetado tras un torrente de erudición sobre unos libros que ofrece generosamente. Se defiende en los momentos débiles mirando hacia otro lado, simulando prisas y tiempo atrasado

Pregunta. Es difícil, señor Fraga, aun escrutando los surcos de su rostro, saber si ha logrado aventar ya esa negra sombra de adversidad que le persigue desde el hundimiento del Prestige...

Respuesta. Bueno... La verdad es que se ha pasado muy mal... Ahora parece que la situación tiende a mejorar. Aunque hay que reconocer que de todo esto se sabe más bien poco, y que hay que saber si eso que hay ahí abajo, en el fondo del mar, va a seguir produciendo emanaciones importantes o no. He vivido muchos días de preocupacion y muchas noches muy largas y de mucha soledad, y no tengo pudor en reconocer que éstas han sido las navidades mas tristes de toda mi vida. Mire, llevo ya cincuenta años en la política y he tenido etapas de razonables éxitos,pero también de terribles pruebas. Pero esto, esto... Para mí ha sido tremendo, lo peor que me ha pasado en la vida, dejando aparte la muerte de mi pobre madre y la de mi mujer... En esas noches tan largas y de tanta soledad, pues yo... ¡qué iba a pensar! pensaba en la fatalidad de que lo peor hubiera tenido que pasar en aquella zona de gentes tan castigadas. Lo he pasado muy mal, muy mal.

"He suplicado ayuda a mi partido y no me avergüenzo, ¿es que no le rezamos a Dios todos los días puestos de rodillas?"
"La crisis del 'Prestige' es lo peor que me ha pasado en la vida, aparte de la muerte de mi pobre madre y de la de mi mujer"
"Algunos van a pagar lo que han hecho. Nunca Máis ha podido medrar en las ciudades, pero en los pueblos no puede engañar a nadie"
"Los gallegos nos van a ajustar las cuentas a todos. Pero al menos nosotros hemos afrontado el problema no con gritos, sino con soluciones y dinero"
"Si yo nombrara un vicepresidente, no tendría ningún valor sucesorio. No me considero con derecho a testar. Pero pesará decisivamente mi opinión"
"Por mi parte, el diálogo con el Bloque sigue abierto. Tras las elecciones, cuando vean el poco fruto que les habrá dado su estrategia, volverán a posiciones de encuentro"

P. Sobre todo, me imagino,viendo cómo los gallegos han respondido a su actuación, tan criticada, dándole la espalda, exigiéndole a gritos su dimisión... No sé cómo lleva usted ir por los pueblos de Galicia obligado a escuchar reproches, insultos...

R. ¡Hombre! No le voy a ocultar que me afectan, lógicamente, esas situaciones y, sobre todo, que no se tenga en cuenta que estos años han sido muy buenos para Galicia y que se pierda la confianza que la gente nos había otorgado. Pero lo que usted no me puede negar a mí es que la oposición no ha sido leal y que no han entendido que, en casos como éste, todo el mundo debe ayudar y luego se hacen las cuentas. Habrá que pedir responsabilidades a los que no pueden soportar perder una elección tras otra. Pero estoy seguro de que el tiempo volverá a poner a cada uno en su lugar. Pero es que además..., en fin, todo esto ha coincidido con muchas cosas, entre otras con el final de un ciclo... porque yo, por razones de edad, igual que le pasa al señor Pujol, pues yo me... en fin, que es mi último mandato, como es natural. Y es evidente que, por razones muy distintas, el presidente Aznar ha querido también marcar el final de su ciclo.

P. Lo cierto es que usted ha ofrecido una imagen de un político noqueado, como si fuera a derrumbarse de un momento a otro.

R. Le aseguro que ese peligro, el de que yo fuera a derrumbarme, no ha existido. A pesar de que mi disgusto y mi sufrimiento han sido grandes, en ningún momento me ha faltado ni la voluntad ni la capacidad de actuar. No he sufrido ningún derrumbe psicológico, pero sí un gran pesar y una fuerte sensación: el convencimiento de que algunos lo tendrán que pagar ante la sociedad, que sin duda va a comprender lo que ha pasado.

P. Lo que no es nada fácil de comprender es que usted se haya visto obligado a venir a Madrid a hacer algo terrible: pedir al Comité Ejecutivo Nacional del PP que le ayuden a finalizar sus días políticos con dignidad, invirtiendo en Galicia...

R. Pues creo que lo que hice fue algo muy razonable. Porque,en fin, creo que algunos servicios he prestado al partido y que he sabido dar paso al tiempo. Al pedir una discriminación positiva para Galicia pedía algo razonable, pedía justicia. Pero creí que si yo podía añadir un plus para que un viejo servidor de España, de Galicia, y del partido tuviese un final digno, no decía nada malo.

P. Pero su obligación como presidente de la Xunta es exigir al Estado en lugar de mendigar a su partido. ¿No le parece?

R. La palabra exigir es muy cómoda cuando uno está en la oposición. Pero cuando uno forma parte de un grupo que ha contribuido a formar y cuando uno ha pasado por tantos esfuerzos y sacrificios para sacarlo adelante... ¡Hombre!, el decir "echadme a mí una mano ahora" pues no me parece que sea algo tan disparatado... exigir, exigir, dice usted... No entiende usted, me parece, que yo no pueda ir a exigir a un lugar donde mis relaciones son un poco como las de un padre rodeado de sus hijos. Yo fui al Comité Ejecutivo Nacional de mi partido a pedir con firmeza. Pero también fui a suplicar para que no se me dejara solo en estos momentos tan duros para mí.

P. Pues a mí me parece equivocado y hasta patético que tenga usted que suplicar...

R. En ocasiones hay que hacerlo todo, todo: pedir, suplicar. Yo también lo he hecho y no me avergüenzo por ello. Porque... ¿es que no le rezamos a Dios, todos los días, puestos de rodillas? Hay momentos en la vida en los que la magnitud de los problemas obliga a adoptar una actitud suplicante.

P. Lo malo es que la gente de Galicia no parece muy dispuesta a ejercer la compasión con usted. No sé si está dispuesto a aceptar que esa gente está decepcionada, o quizá prefiera refugiarse en aquello de la conspiración judeomasónica... ¿se acuerda?

R. Pues yo no creo que haya dado motivos de decepción, sino que, al contrario, he hecho todo lo posible para no cerrar ningún cauce. Pero si las cosas son como usted dice, pues... ¡mil perdones! En cuanto a lo de la conspiración judeomasónica, yo nunca he creído en esas cosas, pero lo que sí es evidente es que hay quien ha querido utilizar esto como lo que no era y ha recurrido a toda clase de estrategias que no tienen nada que ver con la solución de los problemas. Yo he sufrido dos mociones de censura por parte de dos partidos con los que me mostré totalmente abierto al diálogo y que no han hecho sino una pura ofensiva para obtener réditos electorales.

P. Lo cierto es que las elecciones municipales están ya demasiado cerca y que no es descabellado suponer que los gallegos le van a ajustar las cuentas al PP...

R. ¡Los gallegos nos van a ajustar las cuentas a todos! Pero nosotros saldremos sin duda adelante. Ahora todo está empujado por el ímpetu de las olas, pero ya se calmará, ya se calmará. Hace dos años también pasamos por otra crisis, la de las vacas locas. Y también hubo mociones de censura y luego se ganaron las elecciones. Tengo una enorme fe en el pueblo gallego.

P. Porque usted ha gobernado a sus anchas, y durante mucho tiempo, una Galicia sumisa, acomodada al poder omnímodo de la derecha. Pero ahora es una Galicia airada, irreconocible, casi en pie de guerra contra usted. ¿No es capaz de percibir esto?

R. ¡No hay una Galicia ni acomodada a la derecha ni sumisa! Nosotros no somos la derecha, somos el verdadero centro, si quiere usted, el centro derecha, pero no somos ni extremistas ni extremosos, como son los radicales que van a buscar a río revuelto en la plataforma esa del Nunca Máis... Este país no ha sido nunca un país sumiso, simplemente ha sido un país que se ha encontrado con lo que deseaba, y que más o menos lo volverá a encontrar. Lo que yo percibo es que esa plataforma, que está manipulada políticamente, ha podido medrar en las ciudades porque en los pueblos no pueden engañar a nadie. En los pueblos saben que hemos hecho todo lo que hemos podido y que hemos puesto inmediatamente el dinero encima de la mesa.

P. Era usted para muchos gallegos su referencia, señor Fraga. Era el aval de la autonomía en Madrid. Por eso no le perdonan que les dejara tirados, que dejara todo en manos de un Estado que, por otra parte, no existió para Galicia durante muchos días.

R. Yo actué siempre dentro del límite de mis competencias, pero sin dejar de valorar que estábamos ante un problema de Estado.

P. ¡Pues tuvo usted una singular manera de ejercer sus competencias como presidente de la Xunta! Porque usted se fue de caza, y de verdad que eso no lo entiendo ni yo. Porque con usted desapareció de golpe la Xunta, y con ella las señas de identidad de Galicia... ¿Por qué lo hizo?

R. ¡Yo le digo a usted que todas nuestras competencias fueron ejercidas! Y es más, el Estado fue sumamente comprensivo y generoso a la hora de coordinar las ayudas. Es verdad que en los primeros momentos hubo una cierta descoordinación, pero eso se superó enseguida. En cuanto a mí, yo estuve sólo unas horas fuera de aquí para arreglar una serie de cosas y me volví inmediatamente. ¡Yo desafío a quien quiera negar que durante todos estos años y todos estos meses he trabajado más horas y con más dedicación que nadie!

P. Pero se fue de caza, señor Fraga. Y no sé si es cierto que lo hizo usted porque el Gobierno de Madrid lo había apartado de un manotazo de la gestión de la crisis del Prestige...

R. Eh... ¡Eso es totalmente falso! Mire, yo voy poco de caza, porque no tengo ni tiempo ni dinero, repito: ni tiempo ni dinero. Y era mi última cacería con una persona que, generosamente, me invitó a una buena finca, ¡con siete puestos! Yo no quise dejar sin esos puestos a amigos míos de toda la vida y por eso fui, les saludé y me vine. Puede que fuese una equivocación, pero no hubo en ningún momento abandono de Galicia, ¡y eso lo sabe todo el mundo!

P. Y si usted no fue apartado por Madrid, ¿por qué permitió que emergiera, en tan dramáticas y cruciales circunstancias, un sucedáneo de poder central tan bien peinado como perfecto manipulador a la hora de informar de lo que estaba pasando?

R. Del delegado del Gobierno tengo la impresión de que se ha exagerado un poco con lo de la gomina. Él hizo bastante bien su papel y hay que estarle muy agradecido. Porque tuvo que hacer un trabajo muy difícil, porque él tenía la responsabilidad de coordinar la información.

P. Pues ahora, la determinación del Gobierno de no permitir la comparecencia de Fernández de Mesa ni de ningún responsable de la Administración central le ha colocado a usted en una posición imposible. ¡Para que tenga usted que reconocer que esa decisión desprestigia al PP de Galicia!

R. ¡Yo no he dicho eso! ¡Eso me lo han atribuido! Lo que he dicho es que en derecho tiene razón el Gobierno central y que, como ya había habido unos acuerdos con anterioridad en el Parlamento gallego, pudo haberse hecho esta objeción antes.

P. La cuestión es que el PP votó la creación de esa comisión. Ahora parece que lo hicieron ustedes sólo porque estaban con el petróleo del Prestige al cuello.

R. El Parlamento gallego tiene los poderes que tiene y sólo puede actuar en los límites de su competencia. Es verdad que aceptamos la comisión de investigación cuando fue pedida. Pero lo cierto es que si una autoridad es citada allí y no hay facultad para ello, pues... ¡Lo que hicimos estuvo bien hecho, y lo que ha hecho el Gobierno ha estado bien hecho también!

P. Usted cree, de verdad, que está bien hecho llevar al Gobierno autónomo de Galicia a una situación de desprestigio como la que está sufriendo, y que los gallegos van a entender que el señor Aznar les niegue los papeles del Prestige, la información de lo que ha sucedido en sus propias costas.

R. ¡No hay desprestigio ninguno! Además... Mire usted: yo he estado repasando la lista de todas las comisiones de investigación, desde que se creó el Parlamento gallego, y viendo las que han llegado a su final, y comprendo por qué ese género, esa especie, está desapareciendo. Los ingleses hace ya mucho tiempo que no hacen comisiones de investigación, porque sólo es un cuerpo a cuerpo político. Lo que hacen es reunir a un grupo de expertos que elaboran un libro blanco, y esto es lo que va a pasar aquí. Y si el Gobierno tiene derecho a eximir a sus funcionarios de..., pues lo hace y punto. Lo que sí creo es que esa decisión la habían podido tomar antes, porque es lo cierto que la negativa del Gobierno nos llegó horas antes, tan sólo horas antes, de comenzar el trabajo de la comisión. En cuanto a lo del derecho de los gallegos a los papeles del Prestige, pues... ¡Ya los está pidiendo el juez de Corcubión! El Parlamento gallego no es el sitio adonde tienen que ir los papeles del Prestige.

P. No sé si es consciente de que sus errores en la crisis del Prestige han provocado un enorme descrédito de la política, de los políticos.

R. No creo que yo haya contribuido a ello. En cualquier caso, el valor de ese descrédito, incluido el mío, lo vamos a ver en las próximas elecciones, si las ganamos o no. Pero estoy seguro de que la gente va a reconocer que al menos nosotros hemos afrontado el problema no con gritos, como los radicales oportunistas, sino con soluciones y dinero.

P. Pero la desconfianza que se ha incrustrado en la sociedad gallega no va a desaparecer fácilmente. Por muchos millones que vengan de Madrid. No sé por qué le es tan difícil aceptar que la gente lo que necesitaba eran gestos, presencia y eficacia de los políticos que les gobiernan.

R. ¡Por supuesto, por supuesto! Pero me tiene que reconocer usted que el gesto más importante es procurar que nadie que haya sufrido esta tragedia pase necesidad. Y ésa era mi obligación, y luego, todo lo demás. Los gestos están bien, y por eso nosotros hemos nombrado a una persona encargada de administrar esa solidaridad y el trabajo de los voluntarios, que es la consejera de Asuntos Sociales, la señora Porro, que lo está haciendo maravillosamente.

P. Y que ha asegurado que sobran voluntarios y que eso es un peligro porque pueden contaminar las playas... Resulta difícil encontrar, en toda esta tragedia, una afirmación tan provocadora...

R. Es que si usted mete demasiados voluntarios en una playa,aunque no quieran, en lugar de contribuir a limpiarla, la perjudican. Porque, claro, el problema del fuel es que se mezcla con la arena y, cuanto más se pise, si no se hace con cuidado, puede ser contraproducente.

P. Lo que está claro es que el Prestige, como las vacas locas, ha vuelto a poner el foco sobre Galicia. Y ahora se descubre que algunas carencias de estructura son pavorosas y que se necesitan ¡un billón de euros! para echar a andar...

R. Eso tiene que ver, sobre todo, con el tren de alta velocidad. Porque la verdad es que en carreteras se ha hecho mucho, mucho, y también en puertos y aeropuertos. Se ha superado un atraso de siglos. ¡Eso supongo que no me lo va a negar usted! Y los problemas de la pesca no los hemos creado nosotros, sino una situacion anómala del derecho marítimo internacional, que, pese a todo, no puede ocultar que precisamente en la pesca somos un país puntero y...

P. Y que no ha sido capaz de crear industrias alternativas para los que trabajan en la costa y viven de lo que le sacan al mar cada día. Menos mal que ahora va a venir el Gobierno de Madrid con esa especie de plan Marshall a arreglarlo todo de la noche a la mañana.

R. ¡No, no!, ¡no es eso! Lo que hay que hacer es potenciar un plan de pequeñas y medianas industrias, que ya se estaba en ello,sobre todo en esas zonas a las que usted se refiere. En cuanto a la cifra de las inversiones, le aseguro que no empezamos de cero ahora y que ya se han invertido miles de millones. Pero siempre quedan cosas por hacer.

P. Una de las cosas que estaba usted haciendo en los últimos tiempos, señor Fraga, era buscar el encuentro, la reconciliación, con el nacionalismo gallego, con Beiras, concretamente. Pero parece que eso también se lo ha llevado por delante la marea negra del Prestige...

R. Mire usted. Desde mi cuarta victoria por mayoría absoluta, yo hice un ofrecimiento al diálogo, y en ese esfuerzo mantuvimos, el señor Beiras y yo, varios encuentros, largas conversaciones... Pero ha habido gente, dentro de lo que no es un partido, sino un bloque, que no estaban de acuerdo con nuestro diálogo y que le han apretado a Beiras. Pero quiero decir una cosa bien clara, y mido muy bien mis palabras: en todo este proceso, yo no he roto ninguna palabra que yo le hubiera dado. Y el señor Beiras sí ha roto su palabra.

P. Y ¿qué palabra ha roto el señor Beiras?

R. ¡No tengo nada más que decir! ¡Y a ver si el señor Beiras niega algo de lo que estoy diciendo! Pero estoy seguro de que todo esto pasará. Yo estoy dispuesto a la reconcialiación siempre que sea con los planteamientos de un nacionalismo moderado, leal a la Constitución. Hay una posicion intermedia que podemos compartir. Y, sin duda, ha habido excesos por ambas partes, y es cierto que hay separatistas, pero también separadores. Por mi parte, el diálogo con el Bloque sigue abierto, y estoy seguro de que, tras las elecciones, cuando vean el poco fruto que les habrá dado su actual estrategia, volverán a posiciones de encuentro.

P. Lo malo será si ese giro suyo, don Manuel, no lo entienden en el alto mando de su partido, o sea, el señor Aznar.

R. Las dificultades políticas que pueda encontrar mi proyecto no vienen de Aznar, aunque haya cosas que matizar a veces, sino de la ofensiva lamentable del soberanismo del señor Ibarretxe, que es lo que puede estropearlo todo.

P. Y ese posible nombramiento de un vicepresidente en su Gobierno, ¿se puede interpretar en clave sucesoria? Se lo digo porque la suplantación de su poder por parte del Gobierno central, que hemos visto, quizá le haga ahora más difícil controlar los mecanismos de su relevo.

R. Si yo nombrara un vicepresidente, no tendría ningún valor sucesorio. En cuanto a lo de suplantación de mi poder, es algo que niego rotundamente, aunque respeto que usted lo piense. Yo no me considero con derecho a testar. Pero sé que pesará decisivamente mi opinión.

P. No sé si ha contemplado, señor Fraga, la posibilidad de dejarle a su partido en herencia una derrota electoral...

R. Espero y pido a Dios no dejar en herencia una derrota electoral. Haré todo lo posible por merecer que Dios me escuche.

El presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga, en su despacho de San Caetano en Santiago de Compostela.
El presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga, en su despacho de San Caetano en Santiago de Compostela.LALO VILLAR

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