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La UE renuncia a eliminar el secreto bancario a cambio de igualar la fiscalidad del ahorro

Luxemburgo, Austria y Bélgica imponen sus tesis, que también benefician a Suiza

Paso atrás. Los ministros de Finanzas de la UE han renunciado al plan de eliminar el secreto bancario con el fin de facilitar un acuerdo que armonice el tratamiento fiscal del ahorro de los no residentes. Tal y como defendían Luxemburgo, Austria y Bélgica, los países no estarán obligados a intercambiar información sobre los clientes que utilizan sus bancos. En cambio, podrán elegir entre intercambiar información o retener en origen hasta el 35% de los intereses pagados a los no residentes por sus depósitos. Suiza es la gran ganadora si se mantiene esta solución, que tendrá su definitiva resolución el martes.

Los ministros de Finanzas de la UE están a punto de dar un paso atrás al renunciar a levantar el secreto bancario. Y todo ello para cerrar un acuerdo que permita armonizar la fiscalidad de los ahorros depositados en cuentas bancarias abiertas por ciudadanos europeos en países donde no residen. La propuesta planteada por la presidencia griega para cegar los puntos de evasión fiscal vuelve al punto inicial del debate en 1997: ya no se plantea como obligatorio el intercambio de información, sino que podrá elegirse entre ese sistema o la retención en origen (un máximo del 35% sobre los intereses). Luxemburgo, Austria, Bélgica y por supuesto Suiza (país con el que negocia la UE) podrán mantener así el secreto bancario.

Es Suiza precisamente el gran ganador si esta nueva propuesta es aceptada el martes, una vez demostrada la imposibilidad de que la UE imponga el fin del secreto bancario. De paso, también se beneficiarán Estados Unidos, Mónaco, San Marino y Liechtenstein, países que también se destacan por permitir cuentas opacas en sus territorios.

Derrota de Gran Bretaña

En el campo contrario, Gran Bretaña perderá toda posibilidad de que triunfe la tesis que expuso en la cumbre de Feira (Portugal) en junio de 2000, cuando quiso proteger el negocio de la City y forzó a los Quince a aceptar un único sistema que obligue al intercambio de información entre las autoridades fiscales de todos los países de la UE sobre las cuentas abiertas por los no residentes.

Pero Luxemburgo, Austria y Bélgica no estaban dispuestos a renunciar al secreto bancario mientras países como los mencionados, y sobre todo Suiza, no adoptaran "medidas equivalentes" al intercambio de información para proteger la competitividad de su sector financiero. Estos países han conseguido finalmente "dar la vuelta a la tortilla".

Francia, Alemania y España insisten en que lo importante ahora es que se proceda a una armonización de la fiscalidad en el ahorro y salvar el resto de los elementos del paquete fiscal. Porque si antes de la cumbre de Primavera, que se celebrará en marzo en Bruselas no se llega a un acuerdo, caerá el resto de los elementos del paquete (que contiene un código de conducta para las empresas y una directiva sobre intereses y cánones) y, de rebote, la armonización de los impuestos sobre la energía.

El resultado de la discusión del martes, según indicaron fuentes del Consejo de Ministros de la UE y de la Comisión Europea, "es difícil de prever", aunque lo dicen con optimismo. "El problema está ahora en Gran Bretaña", añadieron, porque la propuesta de compromiso griega vuelve al concepto original de "coexistencia". En la práctica, esto significará que los países podrán elegir entre aplicar una retención sobre las rentas de capital de hasta el 35% (nivel máximo que se conseguirá pasados cinco años de la aplicación de la directiva) o facilitar información acerca de las rentas del ahorro a los demás Estados miembros. Los tres países europeos que hoy aceptan el secreto bancario podrán seguir ofreciendo este "servicio financiero" privilegiado a sus clientes a cambio de un impuesto "disuasorio", que sólo hará rentables las operaciones de blanqueo cuando se trata de grandes sumas de dinero y sin tener que informar a las autoridades de Hacienda.

Otros de los platos fuertes del Ecofin, que estará precedido por la tradicional reunión informal del Eurogrupo (ministros de Economía de la zona euro) será la activación del procedimiento de déficit excesivo contra Alemania por superar el techo del 3% del PIB.

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