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Batalla por la espada del Cid

El Estado rebaja las pretensiones del propietario y la declara inexportable

Dicen que Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, ganó su última batalla después de muerto. Pero a buen seguro nunca pudo imaginar que su famosa espada, la Tizona, andaría en pleitos 10 siglos después de que el de Vivar falleciese en el asedio de Valencia. Mil millones de pesetas (seis millones de euros) "libres de impuestos" tienen la culpa. Ése era el precio que su actual propietario, José Ramón Suárez del Otero y Velluti, marqués de Falces, intentó obtener del Ministerio de Educación y Cultura a través de la empresa Dyr Finance, SL. Mil millones libres de impuestos y con fecha límite de 31 de diciembre de 1999.

Pero el ministerio negoció con astucia y no sólo rebajó la oferta, sino que declaró la espada "inexportable". Tras recabar los informes pertinentes, la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico propuso declarar inexportable la Tizona y, en cuanto a su valoración, redujo la cifra a aproximadamente 100 millones de pesetas. En febrero de 2001, la ministra Pilar del Castillo, además de declarar la espada inexportable, ordenó abrir expediente para incluir la pieza en alguna de las categorías de protección especial.

La Audiencia Nacional respalda a Cultura mientras el dueño del arma pide seis millones de euros

Lógicamente contrariado, el propietario recurrió la orden de Educación y Cultura, pidiendo que se revocase la inexportabilidad de la Tizona del Cid". En defensa de sus intereses, el marqués de Falces alegó incluso que la atribución de la espada al Cid "no resultaba acreditada" por los informes especializados de la Real Armería del Patrimonio Nacional, el Museo Arqueológico y la Real Academia de la Historia.

Pero ¿se trata en realidad de la Tizona del Cid? Según los magistrados que han juzgado el caso en la Audiencia Nacional, que el propietario ponga en duda los informes sobre la autenticidad de la espada como perteneciente al Cid no priva a la misma de su singularidad y características.

La Tizona es el arma que se conserva en la Sala de Armas del Museo del Ejército de Madrid desde 1944. Un informe de la Real Armería acredita que la hoja está datada en el siglo XI, contiene una posible marca de armero de esa época, fue forjada por algún taller andaluz y retocada en el siglo XV.

La tradición dice que el Cid, que vivió entre 1043 y 1049, la arrebató al caudillo sarraceno Bujari y la cedió a su sobrino Pedro Bermúdez. Otros dicen que la espada pasó a Ramón Berenguer III, conde de Barcelona, y de éste al abuelo de Fernando el Católico. En 1502, el arma fue inventariada en el Alcázar de Segovia, y en 1516 Fernando la ofreció a Alonso Carrillo de Peralta, condestable de Navarra, a quien el rey católico nombró marqués de Falces. Desde entonces ha pertenecido a los herederos de aquél. En 1936, el arma desapareció del domicilio de los Falces y apareció al final de la contienda en el castillo de Figueres (Girona).

Los magistrados explican que, a pesar de las dudas sobre la pertenencia al Cid, la condición de una obra del siglo XI y "la tradición historiográfica que la identifica con la famosa espada del Cid, aconsejan la medida cautelar objeto de debate".

La sentencia de la Audiencia Nacional, que ha sido conocida por la editorial jurídica El Derecho, da la razón al Ministerio de Cultura y confirma que la Tizona no puede ser exportada.

La Sección Tercera de lo Contencioso de la Audiencia Nacional explica que según la Ley del Patrimonio Histórico Español los propietarios de inmuebles y objetos de interés artístico, histórico, paleontológico o arqueológico con más de 100 años de antigüedad, así como los inscritos en el Inventario General, precisan para su exportación una autorización expresa de la Administración del Estado. El tribunal concluye que la declaración de inexportable tiene por objeto precisamente mantener el bien dentro del patrimonio mientras se le clasifica adecuadamente.

Actualmente, sobre la espada pende además una reclamación testamentaria de dos septuagenarios nombrados herederos por un tío del actual propietario.

La espada del siglo XI que se conserva en el Museo del Ejército y que se considera que perteneció al Cid.
La espada del siglo XI que se conserva en el Museo del Ejército y que se considera que perteneció al Cid.

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