_
_
_
_
Reportaje:

Vendedores que rehuyen lo vendible

Las discográficas vascas renuncian a la música comercial y asumen sus limitaciones para competir

Echando un vistazo a las recientes listas de ventas sucede que los donostiarras Álex Ubago y La Oreja de Van Gogh, los auténticos superventas vascos, no sólo no graban con compañías vascas, sino que incluso es difícil imaginar a las discográficas autóctonas apostando por su música. Igual que nunca lo hicieron por las canciones de Duncan Dhu, otrora reyes del pop vasco, siguen sin hacerlo por las de Mikel Erentxun en solitario.

Por lo visto, son propuestas muy comerciales que no encajan en sus líneas editoriales, en los parámetros que maneja una industria que ha impulsado movimientos tan enérgicos, y hasta antisistema, como el rock radical vasco. Y que además tiene varios de sus pilares en el apoyo de elementos culturales como el euskera y la música tradicional. Sólo en esos términos parece sencillo explicar por qué los sellos vascos y navarros cierran las puertas a la hipotética contratación de, por ejemplo, Ainhoa, la vizcaína que participa con éxito en la actual edición del programa televisivo Operación Triunfo.

Entre los lanzamientos es raro encontrar canción melódica o música electrónica
"Hemos sacado discos a cambio sólo de una satisfacción personal", afirma un editor

Ello les garantizaría unas ventas superiores a las que obtiene por sus artistas con más relevantes, pero eso parece no ser excusa suficiente para mancillar su catálogo con un producto prefabricado. ¿No es el objetivo de la industria discográfica aumentar beneficios?

"Desde Brixton Records intentamos ofrecer un producto de calidad artística y acorde con nuestra línea editorial. Por supuesto, nuestra supervivencia depende de que sea rentable pero es igualmente importante que creamos en la banda y que ésta a su vez nos corresponda", asegura Xabi Brixton, el responsable del sello vizcaíno especializado en música de raíz jamaicana. "La verdad es que Ainhoa, sin la televisión detrás 20 veces al día, no es nada", concluye el editor refiriéndose en concreto a la hipótesis planteada.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

En parecidos términos se expresa Mikel Errazkin, responsable de la guipuzcoana Hirusta Records: "Por supuesto que perseguimos unas ventas, pero también hacer algo potable, y que nos lo pasemos bien haciéndolo". Y desde Etxe-Ondo se acercan al altruismo: "En ocasiones hemos sacado discos porque pensamos que han de salir, aunque a cambio recibamos solamente satisfacción personal".

Marino Goñi, responsable de Gor Diskak desde 1991, señala al entorno como condicionante de los tipos de música que se editan o se rechazan: "La escena vasca tiene particularidades que nos hacen diferentes. El contexto político en el que nos hemos movido en los últimos 25 o 30 años, la peculiaridad del euskera, un público juvenil con sus propias características, etcétera, han sido el caldo de cultivo en el que cualquier propuesta discográfica ha germinado. Y ésa es nuestra riqueza y, por qué no decirlo, también nuestra carencia. Nos podrá gustar o no, pero esto es lo que hay".

Ya lo decía hace un lustro Ritxi Aizpuru, responsable de Oihuka, un sello creado hace 21 años: "Cada sociedad tiene lo que tiene. En este caso, los problemas que tiene Euskal Herria, tanto políticos como culturales, se tienen que ver reflejados en la música que hacen los grupos".

Con estos condicionantes, se ha establecido una industria discográfica vasca que desatiende más a un sector, no sólo el del pop más comercial. "En Euskadi hay muchos huecos por cubrir", afirma Xabi Brixton. Entre los lanzamientos es raro encontrar canción melódica, música electrónica o interpretada en inglés. Es más, muchas empresas se imponen sus propios límites. Sellos como los guipuzcoanos Metak y Elkar, que figuran entre los más vendedores, sólo quieren artistas que canten en euskera. Lo reconocía la propia presentación de Esan Ozenki Records, predecesora de Metak, en su página web: "Dispuestos a romper todas las barreras idiomáticas que imponen los poderosos, mantenemos el euskara como vehículo de expresión y principal seña de identidad del sello y de todos los grupos que representamos".

La casa navarra Etxe-Ondo publica desde 1990 "tanto música sacra como rock", con un único requisito: "Que los artistas sean de nuestra tierra". Elkar apuesta sobre todo por la música de regusto tradicional, e IZ Disketxea se jacta de editar "discos con sabor a Euskal Herria". Menos precisa es la donostiarra NO-CD Rekords a la hora de acotar su campo de acción, aunque asegura que sus 26 lanzamientos "siguen la línea de la originalidad, la inquietud musical, el expresionismo artístico, el arte como forma de vida".

Más allá de procedencias, pretensiones artísticas, sentimientos de identidad y barreras idiomáticas, otros eligen su producción en función de parámetros estrictamente musicales. Es el caso de la compañía Brixton, que apuesta "por la música negra (soul, reggae, ska) y en particular por la jamaicana". O el de la guipuzcoana Goi Music, que ha escogido varias vertientes del metal. O el de la donostiarra Novophonic, única especializada en música electrónica.

Pero ser o no ser comercial no es la única cuestión. Grupos a priori poco comerciales, como Nirvana, Guns'n'Roses y Marilyn Manson, han sido superventas y despachado millones de discos en todo el mundo. En el ámbito nacional, los guitarrazos de Dover y la gaita midi de Hevia se han hecho acreedores a varios discos de platino. Y el trikitilari bilbaíno Kepa Junkera y sus paisanos rockeros Platero Y Tú rondan las 100.000 copias vendidas. Pero tampoco militan en sellos vascos, pertenecen a la nómina de la multinacional Emi y a la de Dro East West, filial del gigante Warner Music.

¿Cabe deducir que las discográficas vascas se ven abocadas a un mercado muy limitado, que no tienen capacidad para promocionar a un artista a nivel estatal? Parece que es así, aunque Metak distribuya en Francia, Italia, Suiza, Alemania, Polonia, Portugal, México, Estados Unidos, Canadá, Colombia, Venezuela, Chile, Argentina y Japón.

"Nosotros hemos intentado meternos en el circuito, y nos ha sido imposible. Hace falta mucho dinero para promocionar cualquier cosa a nivel estatal", afirman desde Etxe-Ondo. Y las restricciones económicas son también resaltadas por Brixton: "Nosotros siempre hacemos promoción a nivel estatal (publicidad, giras de presentación, entrevistas), pero dentro de nuestras posibilidades. Más a nivel de dedicación que de grandes desembolsos económicos". Por su parte, desde NO-CD dice haber superado "con ingenio y sensibilidad la ocasional limitación de disponibilidades materiales".

Sin embargo, hay quien defiende la capacidad de la industria vasca para dar a conocer su producto, aunque no sea a nivel mayoritario. Es el caso de Marino Goñi, de la navarra Gor Diskak: "Las discográficas vascas somos independientes y por tanto estamos muy alejadas de los conceptos que manejan las multinacionales, tanto o más que cualquier independiente de otra latitud. Pero tenemos una gran capacidad para promocionar y vender nuestros discos en el mercado independiente, tanto estatal como internacional". "Algunos dieron el salto a una multinacional después de trabajar con una independiente vasca", recuerda finalmente.

Conscientes de sus limitaciones para conquistar nuevos mercados, la mayoría de las pequeñas discográficas vascas lanzan tiradas de 1.000 o 2.000 ejemplares. Vender 5.000 ya es un éxito. Hay excepciones, como Fermin Muguruza, que vende 50.000 discos, y los vitorianos de Soziedad Alkoholika, que pueden presumir de haber despachado 35.000 de un álbum.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_