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Reportaje:Los efectos del chapapote en Francia | CATÁSTROFE ECOLÓGICA

Avalancha de medios técnicos

Aviones de reconocimiento y numerosos barcos se preparan para frenar la marea y cien especialistas formarán a los voluntarios

Soledad Alcaide

Como cada mañana desde que los primeros rastros del Prestige tocaron la costa francesa, Jean François Morisseau buscaba ayer rastros de fuel en la playa de Sainte Marie, en el lado sur de la isla de Ré, situada a unos nueve kilómetros de la ciudad portuaria de La Rochelle. Esperaba que las primeras grandes manchas, que ya habían comenzado a llegar al litoral de la Gironda, un poco más al sur, y que incluso habían entrado en la laguna, acaben también manchando las playas de su isla y vayan aún más allá.

La prefectura marítima había detectado ayer que una de esas grandes manchas que se deslizan por el golfo de Gascuña estaba apenas a cinco kilómetros de Île de Ré. Además hay otra a 200 kilómetros del estuario de la Gironda y quedan una quincena de pequeñas "galletas" reunidas en dos grupos, uno a 40 kilómetros de Belle-ile y otra a 25 del oeste de la isla de Yeu.

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Las prefecturas que hasta ahora se han movilizado -las de las Landas, Pirineos Atlánticos, Charente-Maritime, Vendée y la de la Gironda- han aportado los gendarmes, los policías y los bomberos bajo su jurisdicción.

"Realmente, si el fuel llega a ser muy importante, estaremos más necesitados de material que de personal", explicaba el viernes el jefe de gabinete de la alcaldía de Bayona, Yves Ugarte.

La mayoría de los municipios han comenzado a hacer gestiones para recabar material y están tomando datos de voluntarios, pero su coordinación es incipiente. "Nos llaman alrededor de una decena cada día", asegura Ugarte, quien es consciente de que ese número no habría servido de nada en España. Todo porque hasta ayer el fuel no era una amenaza tan grave como lo ha sido en la costa española.

Sin embargo, pesa mucho la experiencia tras el vertido del petrolero Erika. La idea generalizada y que ayer ponía de manifiesto el prefecto de la Gironda, Christian Frémont, en el diario Sud Ouest es que, en relación a los efectivos humanos, "hace falta mucha gente, pero bien equipada y coordinada. La limpieza salvaje de unos voluntarios sería catastrófica". Por eso, el presidente Chirac anunció el viernes la movilización de 100 técnicos del cuerpo equivalente a Protección Civil para formar a los voluntarios, a los servicios técnicos de los ayuntamientos y a los bomberos no especialistas. En caso de necesidad, se unirá el Ejército.

Junto a ello se ha dado una gran importancia al despliegue de vigilancia aérea y marítima. A los aviones Pomar y Falcon 50 del Ejército francés que vigilaban las aguas se unen desde hoy un avión británico y otro noruego, explicó ayer un portavoz de la Prefectura Marítima, quien no mencionó los dos aviones de reconocimiento españoles que sí avanzó el ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, según Efe.

La lucha en el mar contra el vertido se completa con el despliegue de barcos. Ayer se enviaron tres avanzadillas bajo la coordinación del buque oceanográfico D'entrecasteaux. "Ha sido posible porque ha mejorado mucho el tiempo", explicaban en la prefectura marítima. En la zona más al norte, a la altura de la Vendée, están las chalupas Melomene y Le vent de la galerne, que ensayan un nuevo sistema de recogida de fuel, acompañadas de un gran buque.

El siguiente grupo, que se situó frente al estuario de la Gironda, lo forman el buque español Alonso Valdés, apoyado por otras dos chalupas, la Thetys y la Gure-lana, que también ensayan un sistema de recuperación de redes para parar el chapapote. Por último, el buque coordinador se ha unido a tres barcos que proceden de Noruega, Dinamarca y Alemania para vigilar el golfo de Gascuña, donde se han detectado las manchas más grandes de chapapote.

"La idea es que estas naves trabajen todos los días en estas tres zonas", asegura el portavoz de la prefectura martíma. "Luego todo dependerá de a donde lleven el fuel las mareas".

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Sobre la firma

Soledad Alcaide
Defensora del Lector. Antes fue jefa de sección de Reportajes y Madrid (2021-2022), de Redes Sociales y Newsletters (2018-2021) y subdirectora de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS (2014-2018). Es licenciada en Derecho por la UAM y tiene un máster de Periodismo UAM-EL PAÍS y otro de Transformación Digital de ISDI Digital Talent. 

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