El Ejército israelí castiga los campos de Gaza
En lo que se ha convertido ya en una táctica habitual del Ejército israelí, decenas de tanques y vehículos blindados, apoyados desde el aire por helicópteros de combate, efectuaron sendas operaciones militares en los campos de refugiados de Nuseirat y El Bureij, situados en la zona central de la franja de Gaza. Ambas incursiones provocaron intensos tiroteos con las milicias de las organizaciones radicales palestinas, que se saldaron con varios heridos, según fuentes sanitarias.
A escasos kilómetros de allí, otra columna de tanques y blindados penetró en el campo de Al Magazi. Trece activistas palestinos fueron detenidos en el transcurso de la operación, indicó la oficina del portavoz del Ejército. Este mismo calificativo fue el empleado para justificar la demolición de inmuebles en el campo de refugiados de Rafá. Según el portavoz militar, fueron cuatro las casas demolidas porque, supuestamente, daban cobijo a los francotiradores. Fuentes palestinas afirmaron en cambio que las excavadoras destruyeron al menos veinte casas, algunas habitadas.
Pocas horas antes, una patrulla militar abatió a tres jóvenes palestinos que intentaban infiltrarse a través de la verja de seguridad de un asentamiento del norte de la franja, aunque luego se demostró que no iban armados y no suponían peligro alguno. Asimismo, otra patrulla logró prevenir un atentado suicida junto a la colonia de Enmauel, en el norte de Cisjordania, después de sorprender a un presunto terrorista cargando con una mochila llena de explosivos. Otro palestino fue encontrado muerto en un apartamento de la ciudad de Ramala tras sufrir la explosión de una bomba, en lo que parece ser una detonación prematura.
El cuerpo inerte de un ciudadano israelí de 70 años fue descubierto asesinado dentro de un coche en la localidad cisjordana de Tubas. La familia mostró su consternación por lo ocurrido, dado que era uno de los pocos israelíes que todavía se atrevía a entrar en las áreas autónomas palestinas.
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