El Defensor del Pueblo y la Biblioteca Nacional
Acabo de leer la carta publicada en el día de hoy [véase EL PAÍS de ayer] por Julio Gómez de Salazar y Alonso, en la que se narra un incidente que protagonizó el pasado viernes con un funcionario de la Biblioteca Nacional.
Ante el anuncio del señor Gómez de Salazar de plantear una queja al Defensor del Pueblo, el citado funcionario contestó con un exabrupto (concretamente, "a mí el Defensor del Pueblo me toca los cojones"), comportamiento intolerable que, además de demostrar desprecio por una institución constitucional que día a día trabaja para ser más útil y eficaz para el ciudadano, pudiera ser incluso considerada como injuria tipificada.
Este comportamiento merecería un mayor reproche al tratarse de un servidor del Estado en sus relaciones con los ciudadanos. Por todo ello, no quepa a nadie ninguna duda de que esta institución abrirá una queja al objeto de verificar las afirmaciones del señor Gómez de Salazar, y de ser ciertos estos hechos recomendar las medidas oportunas.
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