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Reportaje:

Conquista popular del castillo

El Ayuntamiento de Lopera adquiere una fortaleza del siglo XIII por 300.000 euros

Ginés Donaire

El castillo de Lopera (Jaén), una fortaleza del siglo XIII levantada por la orden de Calatrava, claudicó ayer ante la presión ciudadana que lo reclamaba como algo propio, como una seña de identidad con la que hasta ahora no podían reconocerse por llevar más de un siglo cerrado a cal y canto. Después de dos años de arduas negociaciones entre una plataforma ciudadana y los propietarios de esta fortificación de 3.000 metros cuadrados, ayer se firmó ante notario la compra del castillo por parte del Ayuntamiento, una vieja aspiración municipal que se ha podido hacer realidad "gracias a la sensibilización mostrada por todo el pueblo y a la actitud de diálogo de los herederos", reconocía el alcalde de Lopera, Pedro Valenzuela, poco después de escribir lo que él calificó como "una página brillante en la historia local".

Fue hace dos años cuando se creó en la localidad una plataforma ciudadana con el objetivo de recuperar el castillo para el pueblo. Les había movido la noticia de que sus propietarios lo habían puesto en venta (llegó a ser publicitado en varias agencias inmobiliarias y hasta en Internet), al precio de 150 millones de pesetas. Dos años después, el castillo ha sido adquirido por un tercio de ese precio, 300.000 euros, gracias al acercamiento de las dos partes. "Éramos conscientes del interés municipal por adquirir la propiedad", declaró, satisfecho, Fernando Sotomayor, uno de los seis herederos que ayer rubricó la venta al Ayuntamiento.

El alcalde, que ha sido también el presidente de la plataforma del castillo, agradeció ayer el apoyo ciudadano, que incluso se ha traducido en la colaboración financiera. De hecho, las dos cooperativas aceiteras del municipio se han comprometido a abonar una peseta por kilo de aceite producido para contribuir al pago del castillo. El resto de la financiación lo ha encontrado el Ayuntamiento en un préstamo concedido por La General a 20 años y en la subvención de la Junta de Andalucía para el pago de los intereses bancarios. "La ayuda principal la vamos a necesitar ahora, porque el resto de instituciones públicas nos van a tener que echar una mano para restaurarlo y ponerlo en valor con fines turísticos", señala Pedro Valenzuela, que está convencido de que la fortaleza se puede convertir ahora "en motor de desarrollo" del pueblo.

Junto al castillo, el documento de compra-venta incluye también el edificio de la Tercia, un antiguo Pósito utilizado para almacenar el grano. En los últimos años, el único uso que tenía el castillo era el de albergar bodas que explotaba una empresa privada. Estas celebraciones tenían lugar en las dependencias de las antiguas bodegas de vino. La memoria histórica de la riqueza vitivinícola que tuvo Lopera en otros tiempos quedó borrada de un plumazo.

36.000 reales en subasta pública

La fortaleza fue adquirida en 1853, tras la Desamortización de Madoz, por Alonso Valenzuela, que fuera diputado a Cortes y alcalde de Lopera. Se cree que este terrateniente pagó en aquella época 36.000 reales por hacerse con el castillo en una subasta pública. Desde entonces ha ido pasando por distintas generaciones hasta que quedó en manos de Alfonso Sotomayor, que utilizó los bajos del castillo y de un edificio contiguo, también de su propiedad, para almacenaje de las afamadas cosechas de vino de sus viñedos. Desde el siglo XIX el castillo ha permanecido cerrado "privando a muchas generaciones de loperanos de poder conocer por dentro el principal símbolo del pueblo", en palabras del cronista local y miembro de la plataforma ciudadana, José Luis Pantoja.

La muerte hace seis meses de la viuda de Sotomayor, Teresa Basabe, frenó el acercamiento que se había producido entre los propietarios y la plataforma. Además, el hecho de que los actuales herederos estén dispersos por diversos puntos del país, e incluso uno de ellos trabaja en la Embajada de España en Estados Unidos, ralentizó demasiado las negociaciones. Fernando Sotomayor, portavoz de los ex propietarios, reconocía que ayer se había "reencontrado con parte de mi niñez" al entrar en el castillo, donde pasó largas estancias en las campañas olivareras y de la vid. "Espero que el pueblo de Lopera dignifique ahora este monumento", añadió.

Sin embargo, en el destino estaba escrito que el castillo tenía que ser para el pueblo, como ayer rubricaron, por un lado, los seis herederos de Sotomayor, y, de otro, los 17 integrantes de la plataforma ciudadana para la defensa del castillo, compuesta por una decena de vecinos de distintas profesiones, el alcalde, el concejal de Cultura y un representante de cada grupo político del Ayuntamiento. "Estamos asistiendo a un hito histórico para Lopera", comentaba José Luis Pantoja poco después de que el alcalde, con llave en mano, abriese las puertas del castillo al pueblo.

El Ayuntamiento estudia varios proyectos, entre ellos construir un museo arqueológico y una sala etnológica con toda la historia vitivinícola de Lopera. Tampoco está descartada la construcción de un auditorio y una sala de exposiciones.

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