Los musulmanes de Francia se unen para combatir al "islam clandestino"
El Gobierno apoyará a estos grupos para anular influencias foráneas
El ministro francés de Interior, Nicolas Sarkozy, arrancó ayer un acuerdo entre siete organizaciones musulmanas y cinco grandes mezquitas para designar un Consejo Francés del Culto Musulmán, destinado a dotarse de la autoridad capaz de resistir los intentos de utilizar políticamente la religión de más de cuatro millones de personas en Francia. El ex ministro Jean-Pierre Chevènement calificó el acuerdo de "hermosa victoria"
Aprovechándose del considerable peso político del actual Gobierno y de su empuje personal, Sarkozy entró de lleno en la cocina del pacto encerrándose en la noche del jueves al viernes con las representaciones de las tendencias musulmanas en un castillo situado en un pueblo de poco más de 400 habitantes. Los obstáculos se solventaron sobre la marcha, ampliando de 11 a 16 el número de miembros del futuro Consejo. Caben pocas dudas de que estaban en juego promesas de financiación del islam francés como contrapartida a la renuncia a influencias externas.
Una mujer, Bétoule Fekkar-Lambiotte, tendrá derecho a uno de los 16 puestos en la máxima instancia del islam, que probablemente presidirá un moderado, Dalia Boubakeur, rector de la Gran Mezquita de París. Los equilibrios han hecho necesarias dos vicepresidencias, una para la Federación de Musulmanes de Francia, sostenida por Marruecos, y otra para la más radical Unión de Organizaciones Islámicas, próxima a los Hermanos Musulmanes y partidaria de una "islamización" por la base.
"La oportunidad de la integración del islam es la de su existencia oficial. Lo que conviene combatir es el islam de las cuevas y de los garajes, el islam clandestino", explicó Sarkozy, que recordó a "todos los ministros de Interior sucesivos, de izquierda o de derecha", que intentaron dar una representación única al culto musulmán en Francia. La elección del futuro Consejo, que está prevista "en los próximos meses", dará la medida de si el paso dado por Sarkozy y por los dirigentes musulmanes es sólido. "Este acuerdo es verdaderamente un momento histórico", aseguró Sarkozy. Muchos objetivos se buscan con ello: marginar al integrismo, obstaculizar el manejo de los musulmanes por parte de poderes extranjeros y reducir el miedo al islam entre el resto de los franceses, acentuado a raíz de los atentados del 11-S y las detenciones de presuntos terroristas islámicos.
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