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Cientos de iraníes, detenidos en EE UU al acudir a registrarse

Centenares de hombres y jóvenes de origen iraní y otros países de Oriente Próximo, que residen temporalmente en California, han sido detenidos por el Servicio de Inmigración y Naturalización de EE UU (INS, según sus siglas en inglés) después de presentarse voluntariamente a las oficinas del organismo en el centro de Los Ángeles para ser registrados como extranjeros. Irán, junto a Libia, Irak, Sudán y otra docena de naciones, forma parte del grupo de países musulmanes que el Gobierno estadounidense señala como sospechoso de terrorismo. Una nueva legislación que comenzó a aplicarse esta semana requiere que los originarios de esos países que vivan temporalmente en Estados Unidos se registren con el INS.

La medida ha generado una inusual serie de protestas en Los Ángeles, ciudad en la que la comunidad iraní es particularmente influyente debido a su poder económico. La mayoría de los iraníes residente de Los Ángeles proviene de la masiva emigración que se dio en la década de los ochenta, tras la caída del sah. Muchos de ellos, incluso, son de origen judío. El miércoles hubo una marcha frente al edificio que alberga la representación del Gobierno federal con más de tres mil manifestantes. "INS, tengan vergüenza", rezaba la pancarta de un manifestante.

"Salimos huyendo del ayatolá y del islam radical. Somos gente patriótica que amamos Estados Unidos. ¿Por qué se nos persigue? Es una total ironía. Si fuéramos terroristas no hubiéramos ido al INS a registrarnos", señaló el abogado Babak Sotoodeh, un emigrado de Irán.

Registro detallado

La Administración de Bush no ha dado una respuesta coherente ante las protestas. La nueva ley es una de las tantas piezas de legislación surgidas después de los ataques del 11 de septiembre. En ella se regula que el INS tiene que llevar un registro lo más detallado posible de dónde se encuentran los visitantes de Estados Unidos de esos países musulmanes señalados como sospechosos de terrorismo. Siguiendo estas instrucciones cientos de ciudadanos de estos países comenzaron esta semana a registrarse. Para su sorpresa, se encontraron con un arma del Estado que a priori los considera sospechos. En el acto, sin mayor ceremonia o tiempo para llamar a familiares o amigos, se les envió a cárcel.

"Los que han sido tomados en custodia son gente cuya situación migratoria como no inmigrantes ha expirado", señaló Virginia Kice, portavoz del INS en Los Ángeles. No es la primera ocasión que se pone a gente en la cárcel por simple sospecha de ser terrorista o por infracciones menores de sus visados. Tras el 11- S se detuvo en forma secreta a más de un millar de extranjeros originarios de países musulmanes. La mayoría fue deportada. En general, la opinión pública estadounidense no cuestiona estas medidas. Bajo el argumento de que la seguridad es lo primero, se ha dado mano libre al Estado para actuar.

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