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EE UU pondrá en marcha en 2004 un sistema de defensa contra misiles

Bush admite que se trata de una versión "modesta" del escudo que prometió en su campaña

Enric González

Estados Unidos comenzará a instalar en 2004 un sistema de defensa contra misiles balísticos. Será una simple batería de 10 proyectiles, muy lejos de la red espacial soñada por Reagan y del escudo antimisiles que figuraba entre las promesas electorales de George W. Bush. El propio Bush admitió que se trataba de un primer paso "modesto", aunque, según él, marcaba el camino a seguir para "proteger a EE UU y sus aliados" de las "amenazas del siglo XXI". La más reciente prueba del sistema concluyó en fracaso, pero el portavoz de la Casa Blanca se mostró optimista sobre la "fiabilidad de la tecnología disponible".

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Sistema antimisiles

"Cuando llegué a la presidencia asumí el compromiso de transformar la estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos y sus recursos defensivos, para hacer frente a las amenazas del siglo XXI. Hoy tengo el placer de anunciar un paso importante en esa dirección", afirmó George W. Bush, a través de un comunicado. "Podemos decir que instalaremos un sistema experimental, limitado, que nos permitirá seguir aprendiendo y, mientras, nos ofrecerá opciones defensivas frente a un posible ataque con un número limitado de misiles", explicó el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, para dar una idea de que el "escudo" deseado por Bush aún estaba lejos. "No pensamos en enemigos concretos, ni Corea del Norte ni ningún otro; el riesgo de que países u organizaciones hostiles se hagan con medios para disparar misiles crecerá a medida que avance el siglo, y esa es nuestra preocupación", añadió.

Los 10 proyectiles antimisil, de un coste aproximado de 80 millones de dólares (unos 80 millones de euros) por unidad, serán instalados en la base de Fort Greely (Alaska). La base comenzó a prepararse para acoger el sistema en verano de este año, inmediatamente después de que Bush alcanzara un acuerdo con el presidente ruso, Vladímir Putin, que permitía a Estados Unidos retirarse del tratado contra la proliferación de misiles balísticos (de largo alcance) de 1972. Libre de las restricciones impuestas por dicho tratado, que prohibía la construcción de defensas contra los misiles de largo alcance, Bush ordenó acelerar el programa de ensayos para que el primer sistema fuera operativo, al menos de forma parcial, en 2004, el año en que aspirará a la reelección como presidente.

La tecnología del sistema antimisiles es muy compleja, pero resulta pedestre en comparación con los planes expuestos por George W. Bush durante la campaña electoral de 2000. El viejo sueño de Ronald Reagan, recuperado por Bush, trasladaba la guerra al espacio y permitía crear, en teoría, un "escudo" sobre territorio estadounidense: cualquier misil enemigo era detectado con tiempo y destruido por satélites militares.

Lo factible, por el momento, es utilizar una red de radares terrestres, algunos situados en países aliados como Dinamarca y el Reino Unido, para detectar la trayectoria del misil enemigo, e interceptarlo en el aire con otro misil. "Es parar una bala con una bala, lo cual resulta tan difícil como suena", explicó el subscretario de Defensa, Paul Wolfowitz, tras el fallido ensayo realizado la semana pasada. Wolfowitz añadió que la tecnología disponible "funciona".

Los resultados de los ocho ensayos realizados hasta ahora no han sido, sin embargo, muy satisfactorios. De ocho pruebas, han fallado tres. La última fue especialmente frustrante, porque las cuatro anteriores habían concluido con éxito. El ensayo del pasado día 11 consistió en lanzar un misil "enemigo" desde California y disparar un interceptor desde las islas Marshall, a unos 8.000 kilómetros de distancia. El interceptor se perdió en el mar. "Si valoramos todas las pruebas, y no sólo la última, podemos considerar más que suficiente la fiabilidad de la tecnología disponible", dijo Ari Fleischer, portavoz de la Casa Blanca. El programa de defensa antimisiles consume un presupuesto anual de 8.000 millones de dólares.

Además del incipiente sistema antimisiles balísticos, el Pentágono dispone ya de una nueva versión del interceptor de corto alcance Patriot, utilizado con relativo éxito en la guerra del Golfo y actualmente mucho más efectivo, y trabaja en un rayo laser interceptor gigantesco, instalado en un avión jumbo comercial modificado.

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