Sobre la condición de inmigrante en España
Resido en la calle de Los Madrazo, de Madrid; junto a mi portal se encuentra una de las comisarías en las que los inmigrantes tramitan y regularizan sus papeles, y a diario puedo ver cómo hacen cola frente a ella, largas colas de gente de pie en la calle desde las cinco o seis de la mañana.
Probablemente a muchos les parezca ésta una estampa natural, dadas las circunstancias -los inmigrantes ahí espe-rando-, pero yo no puedo menos que preguntarme qué costaría habilitar una sala para que estas personas puedan aguardar su turno a salvo de la lluvia, el frío o el calor.
Sería tan sencillo. Pero en el fondo no interesa. Es mejor así. Se trata de una manera más de recordarles que están dentro, pero no pertenecen a este lugar. Es preciso que tengan muy presente que viven aquí, pero no tienen los mismos derechos. Es fundamental para el Estado español que estas personas, en su mayoría procedentes de Latinoamérica, comprendan que son ciudadanos de tercera, y si se equivocan pueden ser expulsadas.
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