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LOS UNIVERSITARIOS BRITÁNICOS SE MOVILIZAN

Las claves de una reforma contestada

El primer ministro Tony Blair advirtió, a principios de mes, de que mantener el sistema actual de financiación "no es una opción" y que la inyección de capital necesaria en la educación superior debe correr a cargo del "contribuyente, del estudiante o de los padres". A un mes de la publicación de su demorada propuesta de reforma, la balanza parece inclinarse en contra del estudiante.

La mayoría de las ideas en debate giran en torno al principio de que el alumno debe contribuir con el coste de sus estudios universitarios. La OCDE calcula en un 17% el incremento salarial de un licenciado en el Reino Unido respecto a otra persona sin estudios superiores. El Gobierno, por su parte, indica que un graduado universitario tiene aseguradas ganancias en torno a los 640.000 euros a lo largo de su vida.

Para esta corriente de opinión, es lógico que el futuro profesional de élite aporte su granito de arena y evite aumentar la carga fiscal del resto de los contribuyentes. Uno de los mecanismos avanzados consiste en la creación del "impuesto del licenciado", que comenzaría a cotizarse una vez asegurado un nivel acomodado de ingresos salariales.

Deudas estudiantiles

Este sistema de financiación presenta la desventaja de que el Estado tendría que adelantar, al menos hasta que la primera hornada se asiente en un buen puesto de trabajo, los millones de libras que las universidades necesitan con urgencia. Los alumnos se oponen porque, como señala Sigrun Torbo, del Sindicato Nacional de Estudiantes (NUS), los licenciados ya contribuyen pagando más impuestos directos que un empleado no cualificado y que, por tanto, recibe un sueldo inferior por su trabajo.

Ampliar el sistema de préstamos estudiantiles es otra de las opciones posibles que evitaría el "pago en adelantado" de las tasas. Pero los estudiantes recuerdan que, actualmente, terminan la carrera con deudas en torno a los 32.000 euros. "Con las tasas a su nivel real, que el Gobierno estima en 4.500 libras (7.200 euros), y el incremento en el coste de la vida, un universitario tendrá que pagar 64.000 euros por su título universitario al final de la década", advierte Mandy Telford, presidenta del NUS.

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