El proyecto de dragado del río subleva a arroceros y ecologistas
Una de las prioridades de la Autoridad Portuaria de Sevilla en sus proyectos de ampliación de las instalaciones es el dragado del río Guadalquivir. Esa tarea aumentará el calado del canal, que pasará de 6,5 a 8 metros. Los rectores del puerto defienden que los trabajos sólo provocarán la draga de 9,5 millones de metros cúbicos a lo largo de 90 kilómetros, poco si se compara con los volúmenes que se mueven en otros puertos interiores del resto de Europa.
Sin embargo, el proyecto ha provocado desde que se conoce serias reticencias tanto en colectivos ecologistas como entre los arroceros, e incluso recelan de él desde el Patronato Nacional de Doñana, que mostró una actitud crítica hace unos seis meses.
Ecologistas en Acción y la Federación de Arroceros de Sevilla presentaron sus alegaciones al estudio de impacto medioambiental propuesto por la Autoridad Portuaria, y están ahora a la espera, al igual que ésta, de que el Ministerio de Medio Ambiente se pronuncie al respecto.
Salinidad del agua
Francisco Gabriel Vilches, miembro de Ecologistas en Acción, asegura que el dragado del río provocará un aumento de la salinidad del agua. Esa variación de las condiciones hidrológicas del estuario puede perjudicar seriamente, según la organización conservacionista, tanto a las especies pesqueras que acuden allí a desovar por tratarse de aguas ni dulces ni saladas como a la agricultura de las riberas, en las que se crían arroz, cítricos o algodón. Un agua del río más salada dañaría también a la vegetación ribereña, preparada para soportar sólo cierta salinidad e incapaz, al igual que la tierra sobre la que se asienta, de asumir el desgaste del oleaje que provocarían barcos mucho mayores. Vilches incide en los perjuicios que el dragado puede provocar en el parque de Doñana, cuyas 40.000 hectáreas se hallan muy interconectadas, según él, con el flujo del río.
Por su parte, Manuel Cano, gerente de la Federación de Arroceros, considera el dragado muy perjudicial para su sector. "Según los datos que nosotros tomamos del río, la salinidad ha subido un 124% tras los dragados que se han hecho desde 1983, cuando no se exigía estudio de impacto medioambiental. Aunque ahora sea como dice la Autoridad Portuaria y sólo aumente un 2,5%, ese incremento se suma al ya sufrido y resulta excesivo", asegura. Cano defiende que el puerto no es el único usuario del río y que debe respetarse el derecho del resto "a regar con agua de calidad".
Los arroceros generan 96 millones de euros anuales y son, con 9.500 kilos por hectárea, la región del mundo con mayor productividad. "El dragado reducirá la cota de agua en 20 centímetros, que se sumarán a los 40 que ha perdido desde 1983. Eso podría impedir a las bombas sacar agua en marea baja y obligarnos a regar con la pleamar, cuando el agua es más salada", lamenta Cano.
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