"Si hay menos dinero europeo para el campo, habrá que distribuirlo mejor"
La ampliación de la UE a 25 países y la pretensión de algunos de los Estados de reducir el aporte de recursos a la Política Agraria Común (PAC) llenan de incertidumbre el futuro del campo andaluz, acostumbrado en los últimos años al maná de Bruselas, que aporta más de 1.600 millones de euros sólo en ayudas directas, gestionadas por la Consejería que dirige Paulino Plata.
Pregunta.
¿Es posible mantener ese nivel de ayudas?
Respuesta. Es muy difícil que salgan las cuentas, cuando en los próximos años se van a incorporar un 120% más de agricultores de los que hay ahora mismo y un 42% más de superficie agraria. Con el mismo dinero, ¿cómo va a satisfacer las mismas ayudas en el 2013, que ya las cobrarán al 100% los 25 países?. Se han hecho varios estudios que reflejan dos posiciones. La Comisión Europea cifra las necesidades financieras en 2013 en más de 5.000 millones de euros y España, con un planteamiento similar, cifra lo que faltaría en 6.100 millones. Frente a eso, varios centros coinciden en que el déficit será el doble y en que la única medida que puede equilibrar el presupuesto es una disminución de un 15% o un 20% del nivel actual de ayudas.
"Las cooperativas no se ponen de acuerdo para comercializar aceite, aún hay rivalidad"
"Nuestra propuesta de modulación de las ayudas estará lista en unas pocas semanas"
P. Entonces, habrá que pensar ya en que vendrán menos ayudas.
R. Lo primero es solicitar que haya más dinero para ese momento, mediante nuevas contribuciones. En segundo lugar, si hay menos dinero europeo tenemos que procurar distribuirlo mejor, buscar fórmulas que nos permitan una aplicación más social. La evolución de la PAC va en esa dirección, ahora se apuesta más por políticas de desarrollo rural. Creo que no es una tendencia mala, en el futuro la PAC se centrará más sobre las personas.
P. ¿Da por enterrada la propuesta de modulación del comisario europeo Franz Fischler que proponía reducir en un 20% las ayudas a quienes cobraran más de 5.000 euros para destinarlas a ese desarrollo rural?
R. Quien tiene que decir si la entierra o no la entierra es él. Creo que esa modulación que llaman dinámica provoca un recorte estático, hay que darle esa orientación social que propugnamos. Franceses y alemanes quieren posponer estas fórmulas horizontales hasta 2006 y la Comisión dice que no. Lo que sí puede sacar adelante sin muchos problemas son las reformas sectoriales. Y hay cinco reformas muy importantes para nosotros: frutas y hortalizas, aceite de oliva, tabaco, vino y algodón.
P. Y de su propuesta de modulación, ¿qué queda?
R. A partir del acuerdo franco-alemán [de octubre], todo, porque se mantienen vigentes los reglamentos de la Agenda 2000 en los que se basaba. Ahora nuestra propuesta tiene todas las posibilidades de salir adelante, con la misma filosofía [los recortes para desarrollo rural se aplicarán a los que cobren más de 39.170 euros].
P. ¿Cuándo?
R. En unas pocas semanas.
P. Sobre la reforma de la Organización Común del Mercado [OCM] del aceite de oliva, ¿defenderán mantener la ayuda a la producción?
R. Estamos haciendo un estudio de caracterización del olivar, que nos va a servir para tener una radiografía precisa. Con esos datos, podemos hacer simulaciones con cualquier fórmula de OCM que se proponga para comprobar qué olivar es viable y cuál no. Y con ese estudio, queremos que la sociedad andaluza pueda conocer a qué nos enfrentamos y decida cuál es la fórmula mejor para el futuro del olivar. Incluso queremos diseñar un juego de ordenador para que en los colegios se pueda hacer un manejo de esta información. Antes, no queremos hacer públicas nuestras opiniones para no escorar el debate.
P. Desde la última reforma de OCM, usted ha insistido mucho en la necesidad de más comercialización, pero los números no se mueven, sigue dominando las ventas de aceite a granel.
R. Ha habido avances, del 5% hemos pasado a casi el 30% de aceite embotellado. Pero es verdad que mucho valor añadido no se queda aquí. El valor de la producción de este año habrá estado sobre los 3.500 millones de euros, un valor relativamente pequeño respecto a lo que paga el consumidor por esta producción. Hay mucho que hacer aún. El volumen de lo que le vendemos a los italianos, unas 600.000 toneladas, probablemente superen en casi el doble el valor de toda nuestra producción. Si las ayudas bajan, sólo quedará aumentar la participación en la cadena de valor añadido, y ahí no avanzamos lo suficiente.
P. Suena a fracaso.
R. Nosotros no sólo predicamos, sino que tratamos de animar al sector con todo tipo de medidas. Intentamos crear las comercializadoras Mundoliva y Aceites Cooperativos, que no han terminado de funcionar; sí se ha avanzado algo en que algunas empresas han aumentado de dimensión. Pero las cooperativas, que son las protagonistas de la producción, no se acaban de poner de acuerdo para comercializar, existe una gran rivalidad. Hace falta que las cooperativas y sus responsables se pongan a la tarea, con todo el apoyo de la Junta. Pero nuestro papel es el de animar, el de acompañarles
P. Con la OCM de frutas y hortalizas, los problemas serán otros, porque es un sector que apenas recibe ayuda, con un valor de producción muy similar al olivar.
R. Es verdad que viene poco dinero, apenas un 2% de todo el que viene a Andalucía, pero a pesar de que es poco, es el más difícil de conseguir, hace falta una simplificación de los programas operativos. También queremos que se prime más la asociación de organizaciones de productores y que se incluya en el cálculo de las ayudas el gasto del transporte. También hay que volver a aplicar los certificados de importación, no como medida de restricción al comercio con terceros países, sino como medidas de control de la calidad y la salud. Aquí hay medidas muy estrictas sobre el uso de fitosanitarios.
P. Eso acaba convirtiéndose en una restricción a importaciones de países poco desarrollados.
R. Si no se controla la química que se utiliza en la producción, lo que se hace es desamparar al consumidor.
P. La Junta recurrió el último decreto sobre el cultivo de algodón del Gobierno ¿Se va a repetir este año el conflicto institucional?
R. Hemos recurrido el decreto porque el Ministerio no puede decir que tiene competencia exclusiva para regular el algodón. Debemos evitar que en la campaña próxima, en puertas de una reforma del reglamento comunitario del algodón, haya un tremendo desorden como ha pasado en Grecia y Bruselas tire por la calle de en medio. Estamos intentando pactar con el Ministerio una solución para tener una campaña ordenada como esta última, con una producción controlada y circunscrita a sectores tradicionales.
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