La OPEP intenta recuperar poder
El cartel rebaja su producción de crudo para evitar una caída de precios
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha decidido rebajar su producción real de crudo en 1,5 millones de barriles diarios a partir de enero próximo y evitar una caída de los precios. El cartel teme que una vez que acabe la huelga en Venezuela o se disipe la amenaza de una guerra en Irak la cotización del crudo, hoy por encima de los 27 dólares, se desplome.
La OPEP hizo una de las suyas el pasado jueves en su sede de Viena. Al mismo tiempo, aumentó y rebajó la producción de crudo. ¿Cómo se explica esto? Fácil, el cartel tiene dos políticas, una real y la otra sobre el papel. Lo que intenta ahora la organización es que ambas se unan para recuperar el poder que tuvo entre 1999 y 2000 cuando, con cohesión y un mismo objetivo, logró que el precio del petróleo se elevara hasta superar los 30 dólares por barril, un máximo de 18 años.
Los 10 miembros del cartel que participan del sistema de cuotas de producción (Irak es el undécimo miembro pero no participa de la política petrolera de la OPEP por el embargo) aprobaron aumentar su límite de producción de 21,7 millones de barriles diarios a 23 a partir del 1 de enero próximo. No obstante, a finales de noviembre pasado, estos países extrajeron realmente en torno a 24,5 millones de barriles al día. Es decir, que todos se saltaban el nivel máximo de producción.
Para corregir esto, Arabia Saudí, el peso pesado de la organización propuso que se oficializara parte de ese excedente de producción (1,3 millones de barriles diarios) y que se recortara el restante (1,5 millones). Así fue como la OPEP subió su nivel oficial y rebajó el real de un plumazo. Para el mercado petrolero lo que la OPEP aprobó el jueves no significó mucho, el precio del crudo apenas varió. Y si la cotización se mantuvo al alza entre el jueves y el viernes se debió mucho más a la huelga general de Venezuela y a la aún latente amenaza de una guerra en Irak que a la decisión del cartel.
La huelga general de Venezuela cumplió el viernes dos semanas y ya ha paralizado la mayor parte de la industria petrolera de ese país (el quinto mayor proveedor de crudo de Estados Unidos). Distintos informes calculan que Venezuela está actualmente produciendo apenas unos 700.000 barriles diarios cuando puede extraer casi tres millones y que la mayor parte de la flota petrolera de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) se halla bloqueada en los puertos sin poder zarpar hacia Estados Unidos y otros mercados en el continente europeo.
El cartel, lo que intenta, es que el precio del crudo no se vea tan afectado por la huelga venezolana u otras cuestiones que alteran el mercado en un momento concreto. La OPEP quiere tener el mayor control posible sobre la cotización del crudo y minimizar o adelantarse a esos hechos concretos que se escapan de sus manos. Para ello, los 10 de la OPEP debe comportarse como uno. Lo que Arabia Saudí reclamó a los demás miembros en la última reunión es disciplina y cumplimiento de los límites de extracción para que los intermediarios del mercado respeten a la organización.
En lo que va de año el cartel ha perdido mucha cohesión y fuerza. La debilidad de la organiozación ha crecido en la misma proporción que la del presidente venezolano Hugo Chávez. Después de todo, fue Chávez quien, tras sellar una alianza con Arabia Saudí a finales de 1998 en una reunión en Madrid, encabezó el periodo de mayor fuerza de la OPEP, como organización, en sus 42 años de historia. Arabia Saudí intenta ahora tomar el relevo de Venezuela y encabezar una nueva era para el cartel. Pocos creen que lo conseguirá.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.