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Preparativos ante la llegada de otra marea negra | CATÁSTROFE ECOLÓGICA

Arosa intenta resistir la inminente marea negra con el dispositivo que el Gobierno rechazó

La dirección del viento y la fuerte marejada lanzan otra oleada de fuel contra las tres rías Bajas

Xosé Hermida

La combinación fatídica está en marcha: vientos del suroeste rolando al sur, marejada a fuerte marejada y mar de fondo del oeste. Hasta el presidente del Gobierno, José María Aznar, lo admitió ayer en A Coruña: "Las condiciones meteorológicas son las peores". Entre hoy y mañana, de no mediar un súbito e imprevisto cambio de tiempo, una nueva avalancha de fuel se situará a las puertas de las tres rías Bajas, que hasta ahora han mantenido a raya la marea negra gracias al esfuerzo de los marineros y a los diques naturales de las islas que jalonan sus bocanas.

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Sólo en Arosa, la más extensa y rica de las rías gallegas, las cofradías han llamado a la movilización a 3.000 barcos para plantar cara al invasor. Los marineros seguirán el plan de emergencia que ellos mismos idearon y que el Gobierno y la Xunta han asumido ahora tras desdeñarlo durante tres semanas, cuando las autoridades pregonaban que las Rías Bajas estaban a salvo y no había motivos para la alarma

"Si no fuera por vosotros, ¿qué sería de nuestro mar?", proclama la pancarta adherida a la pared de la lonja de Cambados, en la margen sur de la ría de Arosa. Como en todas las guerras, en ésta también es preciso mantener alta la moral de los combatientes.

Alentados por sus vecinos y con el recuerdo de su triunfo en la primera batalla, hace una semana, los marineros de Arousa se dicen dispuestos para una nueva escaramuza. "Ahora estamos más organizados, empiezan a llegar más medios y aquí no se va a escaquear nadie", anuncia Seso mientras descarga en el puerto de Cambados su pesca cotidiana de fuel, pequeños trozos que se van desgajando de las rocas, a la entrada de la ría, una labor casi rutinaria a la espera de la gran batalla.

El viento conspira desde ayer contra las Rías Bajas y va a seguir así durante al menos dos días. "Si sopla del sur, estamos perdidos", confesaba Juan Otero, secretario de la cofradía de Illa de Arousa. Y ésa es exactamente la previsión para esta tarde y para mañana.

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Con el agravante de la marejada, que ayer impidió salir al mar a los barcos de las rías de Vigo y Pontevedra. En Arosa, la marea negra puede situarse hoy a menos cinco millas de la bocana, según los cálculos, asumidos con resignación, de Francisco Iglesias, patrón mayor de O Grove.

La imagen de la extenuación

Iglesias es la viva imagen de la extenuación que está cundiendo entre la marinería tras dos semanas sin tregua, primero batiéndose en la ría y luego preparándose para la siguiente andanada de fuel. Sentado junto a sus compañeros del gabinete de crisis constituido en la cofradía, a Iglesias se le cierran los ojos mientras habla.

Esta gente no abandona el puesto de mando ni para comer: por la mesa circula una olla con carne guisada de la que se va sirviendo cada uno mientras no pierden detalle de las noticias en televisión. "Y lo peor", suspira uno de los comensales, "es no saber cuándo puede acabar esto: 15 días, meses, años ...". Para que nadie olvide lo que está en juego, un coche de la cofradía con altavoces exteriores ha recorrido estos días el pueblo recordando a los marineros su obligación.

La batalla se presagia menos caótica que la primera vez. Han empezado a llegar más medios y ahora hay también un plan de actuación. Es prácticamente el mismo que la Plataforma por la Defensa de la Ría, integrada por cofradías, ecologistas y otros colectivos, entregó el pasado 21 de noviembre a la Xunta con el compromiso de que lo remitiese a la Delegación del Gobierno en Galicia.

Entonces las autoridades aún consideraban inverosímil que la marea negra alcanzase las Rías Bajas, y nadie se molestó en contestarles. Hasta que los responsables políticos descubrieron de repente que las ideas de los marineros no eran tan descabelladas.

"Las pequeñas embarcaciones son mejores para combatir las manchas fragmentadas en las bocas de las rías", reveló el vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, el pasado martes. Seguramente nadie hizo llegar a Rajoy el informe de la Plataforma, que ya decía lo mismo con dos semanas de antelación.

Un plan bajo el brazo

La Xunta y el Gobierno han asumido que los marineros tenían razón cuando hablaban de colocar bombas de achique en sus barcos -ya se han instalado seis- o de utilizar parejas de arrastreros para tender una barrera con la que cercar el combustible.

Incluso han aceptado casi al pie de la letra la estructura de mando que proponía el plan de la Plataforma, con el capitán marítimo de Vilagarcía de Arousa en la cúspide de la escala jerárquica.

Todo eso se acordó en la reunión que las cofradías mantuvieron el martes pasado con el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, y su consejero de Pesca, Enrique López Veiga. Los marineros comparecieron en la entrevista con su plan bajo el brazo. Las autoridades, según el patrón de O Grove, se presentaron con "un folio en blanco".

Efectivos antidisturbios vigilan una manifestación contra la visita de José María Aznar a A Coruña.
Efectivos antidisturbios vigilan una manifestación contra la visita de José María Aznar a A Coruña.ULY MARTÍN

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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