"La tipografía es una lengua visualizada"
Pregunta. ¿Siempre ha sido tipógrafo?
Respuesta. Siempre, como mi padre y mi abuelo.
P. ¿Se han unido el determinismo y la vocación?
R. Sería difícil conocerlo. Tanto mi abuelo como mi padre no se plantearon su trabajo sólo como un negocio, y eso ha sido la clave para mí.
P. Usted está en la frontera entre una y otra época de la tipografía.
R. La revolución de la tipografía del plomo a la digital es una de las aventuras más apasionantes que un tipógrafo puede vivir. En diez años se ha cambiado más que en 450, y hoy todo lo que en los años cuarenta hicieron los clásicos de la tipografía, como Paul Renner, se puede llevar a la práctica en el ordenador, pero hay que tener los conocimientos que ellos tenían. Y eso falla ahora.
P. ¿La tipografía no había muerto, como había proclamado Enric Satué?
R. Enric Satué es un poco pesimista, porque lo formula desde el punto de vista de que son los intereses económicos los que mueven a las multinacionales con las tipografías. Pero por lo demás, no. Hay un gran interés de poder conjugar imagen y tipografía.
P. ¿Tiene la vida garantizada con las nuevas tecnologías?
R. Absolutamente. La tipografía es una lengua visualizada, y no sólo sirve para la edición. La comunicación visual está toda en función de la tipografía.
P. Su Manual de tipografía, escrito junto a Montse Mas, se ha convertido en un best seller.
R. Es una de esas cosas que sólo pasan una vez en la vida. Al principio pensaba que sólo lo iban a comprar mis amigos y mis padres, pero ha acabado siendo el libro más vendido de la editorial Campgràfic, por encima de los de Paul Renner. Hemos tenido la suerte de que las escuelas de diseño de Madrid y Barcelona lo han puesto como libro de texto.
P. ¿El pensamiento tipográfico es literatura de arte plástica o filosofía de las formas?
R. Para mí es más filosofía de las formas. En el sistema universitario de España todo lo relacionado con las artes gráficas pertenece a la historia del arte; sin embargo, en el extranjero existe la carrera de comunicación gráfica. De todos modos, hay una tipografía para ver y una tipografía para leer, que hasta ahora se entremezclaban.
P. ¿Por qué a menudo se ha confundido tipografía con ideología?
R. Es verdad que la tipografía está relacionada con la ideología. Ocurrió en Alemania, con la letra gótica, y ocurre en el País Vasco, que utiliza una tipografía muy concreta en el euskera. Philipp Luild, un tipógrafo alemán muy mayor y contemporáneo de Renner, dijo que como alemán veía la tipografía gótica como una letra bonita y nada más. En parte coincido con él. La tipografía no está relacionada con la política, pero ocurre lo mismo que con los medios de comunicación, que en principio no tienen por qué tener una ideología.
P. ¿Se fija más en las letras que en lo que lee?
R. Tengo dos formas de leer. Si quiero fijarme estrictamente en el contenido, intento obviar los aspectos tipográficos. Si me interesa la tipografía, me olvido del contenido.
P. La editorial Campgràfic, que impulsa con otros dos socios, se centra en el pensamiento tipográfico. ¿No es una temeridad hacer un producto tan selecto como minoritario?
R. Realmente lo es, lo que pasa es que cuando llegas a los 50 años te planteas que has de hacer alguna cosa que no sea estrictamente por dinero. A menudo en Barcelona nos dicen que no se explican cómo allí no lo han hecho antes. Y es muy sencillo: porque no es negocio.
EN DOS TRAZOS
José Luis Martín (Valencia, 1952) no se considera profesor, aunque a menudo imparte disciplina en la Universidad Politécnica de Valencia. Ni filósofo, pese a que ha estudiado filosofía. Es tipógrafo, como su abuelo, que fue jefe de taller de 'Solidaridad Obrera' en Barcelona y llegó hasta Valencia huyendo de Franco. Y como su padre, ha consagrado la vida a la imprenta. Fruto de su pasión por las letras son el 'Manual de tipografía' y la editorial Campgràfic, dos referencias insoslayables en la materia. El mundo hundiéndose y él haciendo cajas de bombones.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.