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Reportaje:

"La triste historia del carril-bici"

Una exposición ironiza sobre las dificultades de circular en bicicleta por Sevilla

Reyes Rincón

Carriles bici tomados por transeúntes, convertidos en vertederos o en aparcamiento de coches. O el colmo de lo absurdo: un carril-bici que acaba en una escalera. Éstos son algunos de los ejemplos que configuran la Antología del bici-disparate, una exposición de fotografías y recortes de prensa organizada por A contramano, la asociación que defiende los intereses de los usuarios de la bicicleta como medio de transporte cotidiano en Sevilla.

La exposición permanecerá abierta en el Ateneo Verde -junto a la plaza del Pumarejo- hasta el próximo 12 de enero. "Esta es la triste historia del carril-bici de Sevilla vista con ironía", explica Ricardo Marqués, presidente de A contramano mientras muestra un mapa de la ciudad sobre el que se ha trazado la red de carriles de uso exclusivo para bicicletas. Sobre el plano, varias líneas de color rojo sin conexión aparente. "Caminos para ir de ningún sitio a ninguna parte", resume Marqués. "Es cualquier cosa menos una red", asegura.

Varios paneles ilustran sus argumentos. Tres de ellos repasan otros tantos carriles-bici construidos en la década de los noventa para conectar la capital con el Aljarafe esquivando la Se-30. "Una buena idea", reconoce Marqués. "Pero por desidia del Ayuntamiento, que nunca los ha conectado con el viario de Sevilla, no son operativos", asegura.

El primero de ellos nació para unir Sevilla con Camas, pero ha quedado reducido a una "escombrera intransitable" en la que se acumulan sacos de basura y muebles viejos. El segundo, entre la capital y la Puebla del Río, "es un simple carril aislado sobre el puente de hierro", dice Marqués.

Y el tercero, sobre el Puente del Alamillo, una de las muestras cumbre de la antología del bici- disparate: el carril que discurre sobre el puente del Alamillo y que desemboca en unas amplias escaleras al pie de las cuales se supone que el ciclista debe coger su bicicleta a pulso y subir o bajar andando.

También hay un capítulo para una de las principales reivindicaciones de la asociación: poder ir en bicicleta al campus universitario de Reina Mercedes y a la Universidad Pablo de Olavide. Para hacer realidad la primera de las aspiraciones, se construyó "el carril-bici más caro del mundo", según define marqués a los 800 metros de camino reservado para bicicletas que discurren por la Avenida de la Palmera y que costaron más de de 480.000 euros. "A 100 millones de pesetas [600.000 euros] el kilómetro", advierte el presidente de A contramano, "cuando en Córdoba se ha construido una red magnífica a razón de 12 millones [72.000 euros] el kilómetro".

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Tampoco es viable ir a la Pablo de Olavide en bici "sin jugarse la vida", según Marqués. Hace ya un año que el Ministerio de Fomento terminó de construir una pasarela sobre el nudo de la Se-30 que da acceso a las instalaciones de la Universidad. Pero el Gobierno sólo sufragó ese tramo, el que discurría por su territorio, y ni la Junta ni los ayuntamientos de Sevilla o Dos Hermanas lo han continuado.

Quince años de reivindicaciones

A contramano, la asamblea ciclista de Sevilla, nació en 1987 y actualmente cuenta con alrededor de 75 socios. Pero consigue movilizar a bastantes más aficionados a la bicicleta en cada una de las marchas que organiza varias veces al año para reivindicar una red de carriles que garantice su uso seguro en Sevilla como medio de transporte y ocio. Las últimas han contado con alrededor de 2.000 participantes.

Según el presidente de la asociación, Ricardo Marqués, el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) apuesta contundentemente por facilitar el uso cotidiano de la bicicleta. Marqués asegura que la oficina del PGOU les ofreció firmar un convenio para colaborar en la redacción del plan, pero A contramano exigió que se creara una comisión de seguimiento que se reuniera periódicamente y la oficina del plan se negó. "Pretendían poder decir que había un acuerdo con la asamblea ciclista, lucir la firma", sostiene el presidente de la asociación.

"Nuestra propuesta es una red de carriles bici que unan los centros universitarios, los parques y los intercambiadores de transporte", apunta Marqués. El PGOU ha asumido la teoría y así figura en el documento de avance del plan. "Pero después de 15 años de reivindicaciones ya estamos hartos de escuchar declaraciones de intenciones", subraya el representante de A contramano.

Ricardo Marqués es uno de los alrededor de 1.000 ciclistas que recorren cada día la avenida de la Palmera en ambos sentidos. La mayoría de ellos, como Marqués, para acudir al campus universitario de Reina Mercedes. Muchos hacen uso del carril bici que discurre por esta vía, pero el presidente de A contramano sostiene que a él no le compensa "es demasiado corto y no me vale la pena", asegura.

"Te encuentras con coches aparcados, peatones de paseo, bordillos en los que se te puede reventar la rueda", argumenta. A pesar de todo, reconoce que el carril es "más seguro" que la calzada, aunque,una vez más, "Va de ningún sitio a ninguna parte".

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Sobre la firma

Reyes Rincón
Redactora que cubre la información del Tribunal Supremo, el CGPJ y otras áreas de la justicia. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora de información local en Sevilla, corresponsal en Granada y se ha ocupado de diversas carteras sociales. Es licenciada en Periodismo y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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