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Dos mociones de censura contra el Gobierno gallego | CATÁSTROFE ECOLÓGICA

Fraga encaja impasible un aluvión de reproches y anuncia que seguirá "hasta el final"

El presidente de la Xunta dice que los gallegos esperan a Aznar para "mostrarle su gratitud"

Xosé Hermida

El presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga, pasó ayer como una sombra por el debate parlamentario de las mociones de censura presentadas contra él por el BNG y el PSOE, y encajó un aluvión de durísimos reproches sin intentar siquiera rebatirlos. Fraga se refugió una y otra vez en las ayudas públicas a los afectados, no mostró el menor interés en aclarar los puntos más oscuros de la crisis del Prestige, puestos de relieve por socialistas y nacionalistas, y sólo empleó cierta energía para decir: "Yo no abandono el barco. Continuaré hasta el final mi compromiso con Galicia".

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Aunque las mociones de censura estaban condenadas al fracaso debido a la mayoría absoluta del Partido Popular, Manuel Fraga tuvo que sufrir la penitencia de una sesión parlamentaria que se convirtió en una causa general contra la actuación de las administraciones en la crisis del Prestige.

Los dirigentes del Bloque Nacionalista Galego (BNG), Xosé Manuel Beiras, y del PSdeG, Emilio Pérez Touriño, lo acribillaron con las más amargas descalificaciones, mientras en la calle, frente a la sede de la Cámara, trabajadores de TVE y TVG se concentraban para denunciar la "censura informativa", uno de los argumentos en los que más insistieron también los portavoces parlamentarios de la oposición.

En la exposición de motivos de las mociones de censura, Pérez Touriño fue el más claro al pedir la convocatoria de elecciones autónomicas anticipadas para que el "desprestigio y la deslegitimación social" que han caído sobre el Gobierno gallego no alcancen "a la democracia y al autogobierno".

Dimisión

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El líder del BNG se limitó a reclamar a Fraga que dimita por la "dejación de sus responsabilidades políticas" que ha exhibido en el último mes. Touriño y Beiras destriparon el desarrollo de la crisis desde que el Prestige sufrió una vía de agua frente a Finisterre y relataron las incoherencias, los titubeos y las decisiones no aclaradas que se sucedieron a partir de ese momento.

Pero Fraga ignoró el chaparrón y rehuyó el debate. En un tono decaído, muy lejos de su célebre rotundidad, se dedicó a enumerar las ayudas económicas que se concederán a los afectados, a alabar la "perfecta coordinación" entre las administraciones para afrontar la crisis y la información suministrada al público -"nunca había sido tanta", llegó a decir el presidente gallego-, a asegurar que la Xunta "siempre ha estado en su sitio", a prometer infraestructuras y a divagar sobre cuestiones como el fomento de la energía eólica o los progresos económicos de Galicia.

Cuando Fraga se refirió a aspectos concretos de la crisis fue para derivar responsabilidades sin asumir ningún error. Hasta llegó a decir que la expresión "hilillos" que empleó el vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, para referirse a las filtraciones de los tanques del Prestige "le fue sugerida por los técnicos".

"Me ha dejado atónito"

"Me ha dejado atónito", le espetó Pérez Touriño. "¿Cómo ha podido llegar a esta situación, a estar tan fuera de la realidad?". "¿No se da cuenta de que a las manifestaciones también van los votantes del Partido Popular?", terció Beiras. "¿No ve que lo están convirtiendo en un muñeco de pim pam pum para desviar los tiros que deberían ir contra Aznar?".

Pero Fraga hasta se permitió aventurar que los gallegos esperan la visita del presidente del Gobierno, José María Aznar, para recibirle "con muchos aplausos y mucha gratitud". La mención sirvió a Beiras para ratificarse en sus polémicas advertencias de que si Aznar viaja a Galicia, "puede haber muertos", aunque matizó: "Lo dije porque no quiero que ocurra. ¿O es que no ven ustedes la crispación social que hay?".

El PSOE y el BNG dejaron a un lado las fuertes diferencias que habían surgido entre ambos en el último año y votaron juntos sus mociones, un apoyo insuficiente para vencer a la mayoría parlamentaria del Partido Popular.

Manuel Fraga, ayer, durante el debate de las mociones de censura.
Manuel Fraga, ayer, durante el debate de las mociones de censura.ULY MARTÍN

El PSOE reclama austeridad y eficacia

El líder socialista, Emilio Pérez Touriño, no se limitó a censurar con términos muy duros la actuación de las administraciones, sino que presentó un programa gubernamental para hacer frente de inmediato a las consecuencias de la catástrofe y evitar que se repita. Pérez Touriño defendió una especie de economía de guerra, que prescinda de gastos superfluos y concentre los esfuerzos presupuestarios en las zonas afectadas, para las que exigió también aportaciones de la Unión Europea. La exigencia más concreta de Touriño fue que la Xunta paralice la construcción en Santiago de la Ciudad de la Cultura de Galicia, un monumental complejo arquitectónico que Fraga pretende dejar como legado para la posteridad. "Hoy menos que nunca, no podemos permitirnos un dispendio de 360 millones de euros en una operación fastuosa realizada como un homenaje a los deseos del presidente", defendió Touriño. El líder socialista propuso congelar los gastos de propaganda institucional y la supresión de múltiples organismos autónomos creados por la Xunta durante el mandato de Fraga, "una Administración paralela, inútil y puramente clientelar". Pérez Touriño presentó nueve planes para la recuperación medioambioental, la reactivación económica y la mejora de las infraestructuras en las zonas dañadas por la marea negra. Con especial énfasis exigió al Gobierno que solicite de Bruselas la declaración de zona catastrófica y que obligue a la UE a destinar recursos a Galicia. Y contrapuso esa actuación a la actitud de Fraga, que ofrece dinero a los damnificados "como si fuese de él" y no compensaciones legalmente establecidas.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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